Tezonapa, Ver.- La imagen de la virgen de Juquila al frente del féretro de madera, protege a Julio en su camino hacia el más allá, hasta adelante custodiado por la gente de Tezonapa, avanzaba la carroza fúnebre con los restos del reportero de regional que acompañado de amigos, familiares y compañeros, se despide de todos los que asistieron al sepelio, entre lágrimas y llanto todos se preguntan por qué tanta saña y maldad para arrebatarle la vida al que bajo el sol, entre la lluvia o situaciones adversas daba la noticia.
Gente humilde que camina entre charcos de lodo y con la cabeza mirando al camino, llegan hasta la iglesia en donde se lleva a cabo la misa de cuerpo presente al reportero, salen de este lugar de Dios con la música del mariachi sonando por todo el largo caminar hasta el panteón de Tezonapa.
Más de 100 personas reunidas en el camposanto ayudan a cargar el ataúd, mientras las golondrinas hacen rodar las lágrimas a muchos que siguen exigiendo justicia para el comunicador que deja dos hijas sin su guía, su héroe que dejaba algunas veces las letras para ganarse unos pesos como albañil y poder comprarles algo de comer, pues la economía como reportero no daba para lujos o algunas veces, el vivir al día es parte de lo que viven en esta región olvidada de Veracruz en donde la violencia y las luchas entre grupos criminales se vuelven constantes.
Sin más palabras que un adiós sincero, así es como queda debajo de un puño de tierra un hombre que con sangre pagó el decir lo que ocurría en aquella región, así como él, sus compañeros de profesión viven con el miedo de ser los siguientes, sin embargo y pese al bajo salario, deben salir a informar esperando no correr la misma suerte que Julio Valdivia que entre palabras de coraje, impotencia y justicia es despedido del mundo de los vivos.