Orizaba, Ver.- “Mi familia son todos los orizabeños, cada uno es un ser humano valioso, detrás de cada uno de ellos hay un hogar y merecen mi respeto”, dice Salvador Rebolledo, quien después de nueve años dentro de la Policía Municipal de Orizaba obtuvo el rango de Policía segundo.
En entrevista, acompañado de su esposa Evelyn y su hija, de 7 años dice que ser policía, papá y esposo es una responsabilidad muy grande. “Yo puedo estar atendiendo a alguien que es esposo de una persona o su hijo; por eso todos los orizabeños tienen un valor grandísimo y merecen nuestro respeto; por eso es que los tengo que ver como familia y estoy para servirles”.
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Su meta siempre fue ser policía
Recuerda que siempre quiso ser policía. “Siempre quise pertenecer a algo de las fuerzas armadas. Me inculcaron la idea de los superhéroes, me dijeron que tiene que haber alguien fuerte que nos defienda, ese es el motivo para estar aquí, preparándose físicamente, estudiando y tratando de dar un mejor servicio”.
Escucha atento lo que su esposa dice: “Tener un policía en la familia representa seguridad, pero también alegría y miedo por las circunstancias que lo rodean y, aunque no toda la gente lo quiere, para mí él es un orgullo, porque es honesto, trabajador, responsable, buen padre y buen esposo”.
Dice que trata siempre de llegar a casa con buen ánimo, a pesar de todo lo que haya pasado, a pesar de que le hayan insultado a incluso a pesar de los jefes. “Siempre da lo mejor de sí, no solamente en su trabajo, sino en la casa, con la familia y, doy gracias a Dios por eso, porque es un buen hombre como trabajador y como esposo y como papá”.
No es fácil llevar una vida como policía
Agrega que no fue fácil asimilar que su esposo es policía, por eso se vive con miedo. “No es fácil porque se ha perdido muchas cosas por estar trabajando. En esa parte si hay mucha comprensión y amor; yo sé que por su trabajo no ha estado, no ha sido porque no ha querido. Cuando está lo está al 100%, desvelado o cansado, pero ahí está”.
Salvador Rebolledo tiene 9 años dentro de la Policía Municipal de Orizaba. Por primera vez tuvo la oportunidad, como otros compañeros, de presentar los exámenes correspondientes para obtener un grado más alto.
Explica que la escala jerárquica básica de los elementos es el grado de Policía tercero, un grado más alto es el de Policía segundo y el de mayor rango es Policía primero.
“Yo ascendí a Policía segundo, eso representa un paso más en mi vida personal y laboral, tener mayor estabilidad para mi familia y un mejor mañana a nivel personal. Pienso prepararme más en mis estudios y ascender a Policía primero y, si se puede, a comandante, tengo 32 años”.
Destaca que los ciudadanos, cuando ven a un Policía ven a una persona con autoridad, él así los veía de pequeño. “Estoy orgulloso, porque cuando era niño los saludaba y, ahora soy uno de ellos”.
Su esposa pide a la población ser más comprensiva y tener mayor empatía hacia los policías, pues también son seres humanos que comen, se cansan y muchas veces no duermen, no ven a su familia, no pasan el 10 de mayo en casa ni los cumpleaños. Se privan de muchas cosas por estar protegiendo y salvaguardando a la ciudadanía.
“A veces la torta que comen en la batea es su única comida en todo el día o el cabeceo que dan en la patrulla es su único pestañazo en 24 horas. No es fácil para ellos ni para su familia”, concluye.