Orizaba, Ver-.- El Paseo de los 500 escalones es una de las áreas naturales del municipio de Orizaba que atrae a visitantes y deportistas, pues además de la belleza de su paisaje el lugar es ideal para hacer ejercicio también.
Pocos de quienes llegan a ese espacio, donde predomina un mirador y áreas de descanso en lo alto de la montaña, conocen la tragedia que se cuenta ocurrió en ese lugar.
Luis Bautista Luna, coordinador de Cultura en el Ayuntamiento relató que la que se conoce de ese lugar es la del Pozo de las Sirenas y cuenta que, por allá del año 1627, un grupo de soldados españoles se asentó en esta zona pues padecía fiebre desde que salió de lo que hoy es el Puerto de Veracruz.
“Los soldados se detuvieron en el Hospital de San Juan de Dios para que los atendieran y pudieran continuar su camino”, relata. Entre los nativos que ayudaban en la atención de los enfermos estaba una joven indígena a quien los frailes que estaban a cargo del hospital le pidieron cuidar de uno de ellos.
Con el trato la pareja comenzó a sentirse atraída y aunque era casi imposible entablar comunicación por las condiciones sociales que prevalecían en esa época, el soldado se las ingenió para acercarse a la muchacha y convencerla de que correspondiera a su amor.
Pese a que en un principio se resistió, la joven aceptó. Ocultaron su relación por un tiempo hasta que la muchacha se dio cuenta de que estaba embarazada. Fue entonces que acordaron huir.
El día que planearon hacerlo dijeron que se encontrarían en el sitio conocido como “El Pozo de las Sirenas”, que hoy se conoce como los Quinientos Escalones.
La fortuna de los enamorados cambiaría sin saberlo, pues la noche en que huirían, la madre de la joven descubrió su secreto y esperó a su esposo para entre ambos decidir lo que harían; sin embargo, la joven aprovechó un descuido para escapar de su casa y dirigirse a donde se reuniría con su enamorado.
Esa noche, cuenta la leyenda, caía una incesante lluvia; aun así, la joven llegó al punto de encuentro para esperar al soldado y escapar. Sin pensar en el riesgo que corría por estar en la cima de la montaña que ya se había reblandecido por la lluvia, la joven que estaba cerca de la orilla, resbaló y cayó al agua en el Pozo de las Sirenas, donde murió.
Casi al mismo tiempo llegaron el papá de la muchacha con un grupo de hombres y el soldado español. Éste al darse cuenta de que su amada había muerto se arrojó también al pozo y pese al esfuerzo de los hombres por salvarlo, también murió. Los cuerpos de la pareja fueron rescatados poco después por el afligido padre y los hombres que lo acompañaban.
Desde entonces, cuentan algunas personas que llegan a ese lugar a admirar la belleza natural que el sitio ofrece, escuchan lamentos e incluso han visto la sombra de una pareja que tomada de la mano camina por el Paseo, pero cuando la buscan desaparece.