ORIZABA, Ver.- Las tormentas eléctricas, la lluvia pero sobre todo el viento son los enemigos del teleférico, que tiene que detener su funcionamiento en el lugar donde se encuentre del trayecto a la cima del Cerro del Borrego, para evitar poner en riesgo la vida de las personas que van en él o se encuentran en lo alto de la montaña.
Lo anterior lo expresó Jobo Lara Rivera, coordinador de Turismo en la ciudad, quien descartó que por la tormenta que se registró el domingo por la noche se hayan quedado personas atrapadas en las cabinas, que tuvieron que detener su marcha.
El peor enemigo del teleférico es el viento, las rachas que nosotros sentimos en la parte baja, en la ciudad, no son las mismas que hay en la cima y ni siquiera las que hay entre torre y torre en todo el trayecto que es de casi un kilómetro, varían
Destacó que tienen todo bien controlado y medido a través del mecanismo que tiene el teleférico para saber “en qué partes tenemos viento y si podemos seguir operando o tenemos que parar para no poner en peligro la vida de ninguna de las personas”, acotó.
“En la parte de arriba resguardamos a las personas en las dos cabañas que tenemos y les dotamos de cobertores para protegerlos del frío. Hay quienes prefieren bajar a pie por el sendero, no los dejamos bajar solos, los acompañan elementos de Protección Civil, que están capacitados para poder ayudarlos; otros prefieren quedarse y esperar a que el teleférico se vuelva a reactivar y bajen por el mismo”, destacó.
Las que bajaron por su pie esa noche fueron alrededor de 60 personas, lo hicieron por el sendero y no se registró ningún percance, dijo y agregó que situaciones así se han presentado varias y ha habido ocasiones en que han ayudado a algunas personas a bajar hasta en camilla. “Protección va, resguarda y nos apoya para que no pase nada”, subrayó.
Ayer, a la hora de la tormenta al detenerse el teleférico quedaron en la cima un total de 170 personas, a las 7:30 de la noche, un grupo de 40 bajaron a pie por el sendero, acompañados por elementos de Protección Civil; las 130 restantes comenzaron a bajar por el teleférico a las 8 de la noche.
En cada cabina hay cupo para seis personas, es decir que por cada vuelta del funicular descendían 18, por lo que a las 9:30 de la noche ya habían descendido todas. El teleférico estuvo detenido durante una hora.