/ martes 18 de abril de 2017

Es un pez gordo… y lo miran llegar esposado y sonriente

*Lo reconocen por su “aguda” voz, revelan en eljuzgado

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GUATEMALA, Guatemala. (OEM-Informex).- “Es uno de los hombresmás buscados en México, se podría decir más que ‘ElChapo’”, comentan en los pasillos los periodistas guatemaltecossobre Javier Duarte de Ochoa. “Es un pez muy gordo, ‘perogordo’”, dicen otros en tono de burla por el físico del quefuera gobernador de Veracruz.

El Quinto Tribunal es un lugar pequeño. En su recepción solocaben dos sillas para atender a las personas que piden informes o alos abogados que solicitan los horarios de los “debates”, comose les conoce a los juicios aquí.

Son miles de personas las que pasan por un pasillo que da accesoa unas escaleras. Es el piso 11 de una llamada “Torre deTribunales”, es donde se concentra de todo. Desde una sentenciapor robo hasta un caso atroz que por sus dimensiones uno no puedeni siquiera pensar, pero se dan.

No hay muchas restricciones. No hay policías que esténcustodiando los Tribunales. Contrario a México, quien pideinformes sobre un caso es atendido con amabilidad y cordialidad. Eneste lugar llegan los indiciados y los que tienen libertadcondicional, firman un libro para dar fe que aún siguen enGuatemala.

La actividad comienza a las 8 de la mañana. Son filas inmensasde personas que desean entrar a esta Torre. Hay cuatro elevadoresque nos se dan abasto para subir y bajar. Solo basta conacreditarse como prensa y se puede tener acceso a todo eledificio.

En este lugar se camina con libertad. Al grado que se puedeobservar el lugar al que llegará Javier Duarte en su primeraaudiencia. Es un lugar enrejado. Con policías y en donde se leleerán sus derechos. Todos llegan esposados de las manos. Elexgobernador de Veracruz, dicen, “tendrá que esperar como todospara ser llevado a su audiencia”.

“Estará rodeado de criminales”, dice un guardia. Como siDuarte de Ochoa no fuera un criminal. Uno que fue buscado por másde seis meses y que fue capturado en Guatemala tras seguirle lapista a sus hijos.

El Caso Duarte es para los mexicanos un caso mediático por ladimensión de lo robado. Millones de pesos. Pero en Guatemala, lostemas de corrupción en sus Gobiernos no les son ajenos. Ellostambién saben de este tema al grado que hasta uno de susexPresidentes fue recluido en prisión por malversación de fondospúblicos.

Dicen quienes lograron verlo en el momento de su ingreso alPenal de Matamoros que tiene “una voz chillona”. Y sí, enefecto. Por esa característica se le ubica a Javier Duarte, por eltiple agudo de su voz. No se puede decir que no era él. Dicentambién que su risa era nerviosa. Más que cínica, nerviosa.

La prensa local da cuenta del caso como una nota más en elTribunal. Un caso de los miles que hay. Aunque por la trascendenciapara México se le ha dado cobertura, no tan espectacular, pero síse consiga en la prensa la presencia de “un ciudadano mexicanoque desafecto por miles de dólares las arcasgubernamentales”.

Los diarios más importantes de Guatemala como “PrensaLibre”, “La Hora”, “Publinews” y “Soy 502” dieronparte de sus páginas para contar que en su país fue detenido elhombre “más buscado en México”. “Guatevisión”, un canalde televisión local, mostró en su espacio informativo un especialsobre la captura de Javier Duarte, con todas las declaracionespoliciales.

Comunicarse aquí en Guatemala es complicado y difícil. Latelefonía celular falla. Si en México las quejas sobre losservicios de telefonía móvil son miles, aquí podríamos decirque de plano no sirve. No hay recursos económicos invertidos. Esmás fácil comunicarse por una llamada vía Whats App que por lared celular. La internet para los teléfonos móviles es máspotente que la señal de la telefonía.

La capital de Guatemala es pequeña. Calles estrechas, intensotránsito. Caminar por las calles es tranquilo por el día, ya quepor la noche, dicen: “no se garantiza que regreses vivo acasa”, esto a pesar de los esfuerzos para contener esteflagelo.

“No se deben usar los taxis blancos porque te puedensecuestrar. Solo pide a los de sitio que son los amarillos o en sudefecto usa UBER para ir y viajar más seguro”, dice larecepcionista del Hotel Panamerican que está en el Centro de lacapital.

Pero hasta para usar UBER hay complicaciones, ya que el servicioaún no cuenta con la suficiente actualización y se puede tardarhasta 30 minutos en que un auto llegue o en su defecto el sistemase bloquea.

No hace calor. Está templado. La gente es atenta y más cuandoidentifican a los mexicanos “por su hablar cantadito”. Sonserviciales y atentos.

Guatemala es un país de severas carencias. Donde su poblaciónse mezcla entre los indígenas. Una reportera de Guatevisión sepresenta al aire con un traje típico regional y es lo más“normal” si se puede decir así.

Guatemala es un lugar donde, pudiera decirse, se puede pasardesapercibido. No hay restricciones. Posiblemente eso fue lo que leatrajo a Javier Duarte de Ochoa para establecerse aquí desdenoviembre de 2016. Se ubicó en una zona donde los “ricos”tienen sus residencias, es como un mundo aparte.

Dicen que “JaviDu”, como se le apoda en México, tenía a sudisposición dos viviendas: una en la aldea Alta Vista de San JuanSacatepéquez y la otra en Antigua Guatemala, lugares turísticos,aunque no podía disfrutar de ellos porque sabía que leperseguían.

Este miércoles será su primera audiencia en el Tribunal. Seráaudiencia pública por lo que se cuenta. Se le verá y solo setiene la expectativa de lo que dirá y sobre sus dichos decidir sise queda o se va a México a enfrentar a lo que alguna vez dijo queenfrentaría: a la justicia.

*Lo reconocen por su “aguda” voz, revelan en eljuzgado

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GUATEMALA, Guatemala. (OEM-Informex).- “Es uno de los hombresmás buscados en México, se podría decir más que ‘ElChapo’”, comentan en los pasillos los periodistas guatemaltecossobre Javier Duarte de Ochoa. “Es un pez muy gordo, ‘perogordo’”, dicen otros en tono de burla por el físico del quefuera gobernador de Veracruz.

El Quinto Tribunal es un lugar pequeño. En su recepción solocaben dos sillas para atender a las personas que piden informes o alos abogados que solicitan los horarios de los “debates”, comose les conoce a los juicios aquí.

Son miles de personas las que pasan por un pasillo que da accesoa unas escaleras. Es el piso 11 de una llamada “Torre deTribunales”, es donde se concentra de todo. Desde una sentenciapor robo hasta un caso atroz que por sus dimensiones uno no puedeni siquiera pensar, pero se dan.

No hay muchas restricciones. No hay policías que esténcustodiando los Tribunales. Contrario a México, quien pideinformes sobre un caso es atendido con amabilidad y cordialidad. Eneste lugar llegan los indiciados y los que tienen libertadcondicional, firman un libro para dar fe que aún siguen enGuatemala.

La actividad comienza a las 8 de la mañana. Son filas inmensasde personas que desean entrar a esta Torre. Hay cuatro elevadoresque nos se dan abasto para subir y bajar. Solo basta conacreditarse como prensa y se puede tener acceso a todo eledificio.

En este lugar se camina con libertad. Al grado que se puedeobservar el lugar al que llegará Javier Duarte en su primeraaudiencia. Es un lugar enrejado. Con policías y en donde se leleerán sus derechos. Todos llegan esposados de las manos. Elexgobernador de Veracruz, dicen, “tendrá que esperar como todospara ser llevado a su audiencia”.

“Estará rodeado de criminales”, dice un guardia. Como siDuarte de Ochoa no fuera un criminal. Uno que fue buscado por másde seis meses y que fue capturado en Guatemala tras seguirle lapista a sus hijos.

El Caso Duarte es para los mexicanos un caso mediático por ladimensión de lo robado. Millones de pesos. Pero en Guatemala, lostemas de corrupción en sus Gobiernos no les son ajenos. Ellostambién saben de este tema al grado que hasta uno de susexPresidentes fue recluido en prisión por malversación de fondospúblicos.

Dicen quienes lograron verlo en el momento de su ingreso alPenal de Matamoros que tiene “una voz chillona”. Y sí, enefecto. Por esa característica se le ubica a Javier Duarte, por eltiple agudo de su voz. No se puede decir que no era él. Dicentambién que su risa era nerviosa. Más que cínica, nerviosa.

La prensa local da cuenta del caso como una nota más en elTribunal. Un caso de los miles que hay. Aunque por la trascendenciapara México se le ha dado cobertura, no tan espectacular, pero síse consiga en la prensa la presencia de “un ciudadano mexicanoque desafecto por miles de dólares las arcasgubernamentales”.

Los diarios más importantes de Guatemala como “PrensaLibre”, “La Hora”, “Publinews” y “Soy 502” dieronparte de sus páginas para contar que en su país fue detenido elhombre “más buscado en México”. “Guatevisión”, un canalde televisión local, mostró en su espacio informativo un especialsobre la captura de Javier Duarte, con todas las declaracionespoliciales.

Comunicarse aquí en Guatemala es complicado y difícil. Latelefonía celular falla. Si en México las quejas sobre losservicios de telefonía móvil son miles, aquí podríamos decirque de plano no sirve. No hay recursos económicos invertidos. Esmás fácil comunicarse por una llamada vía Whats App que por lared celular. La internet para los teléfonos móviles es máspotente que la señal de la telefonía.

La capital de Guatemala es pequeña. Calles estrechas, intensotránsito. Caminar por las calles es tranquilo por el día, ya quepor la noche, dicen: “no se garantiza que regreses vivo acasa”, esto a pesar de los esfuerzos para contener esteflagelo.

“No se deben usar los taxis blancos porque te puedensecuestrar. Solo pide a los de sitio que son los amarillos o en sudefecto usa UBER para ir y viajar más seguro”, dice larecepcionista del Hotel Panamerican que está en el Centro de lacapital.

Pero hasta para usar UBER hay complicaciones, ya que el servicioaún no cuenta con la suficiente actualización y se puede tardarhasta 30 minutos en que un auto llegue o en su defecto el sistemase bloquea.

No hace calor. Está templado. La gente es atenta y más cuandoidentifican a los mexicanos “por su hablar cantadito”. Sonserviciales y atentos.

Guatemala es un país de severas carencias. Donde su poblaciónse mezcla entre los indígenas. Una reportera de Guatevisión sepresenta al aire con un traje típico regional y es lo más“normal” si se puede decir así.

Guatemala es un lugar donde, pudiera decirse, se puede pasardesapercibido. No hay restricciones. Posiblemente eso fue lo que leatrajo a Javier Duarte de Ochoa para establecerse aquí desdenoviembre de 2016. Se ubicó en una zona donde los “ricos”tienen sus residencias, es como un mundo aparte.

Dicen que “JaviDu”, como se le apoda en México, tenía a sudisposición dos viviendas: una en la aldea Alta Vista de San JuanSacatepéquez y la otra en Antigua Guatemala, lugares turísticos,aunque no podía disfrutar de ellos porque sabía que leperseguían.

Este miércoles será su primera audiencia en el Tribunal. Seráaudiencia pública por lo que se cuenta. Se le verá y solo setiene la expectativa de lo que dirá y sobre sus dichos decidir sise queda o se va a México a enfrentar a lo que alguna vez dijo queenfrentaría: a la justicia.

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