Orizaba, Ver.- Con el despliegue de la imagen monumental de la Virgen de Guadalupe en el Santuario Diocesano de La Concordia el próximo viernes 15 comienza la temporada de peregrinaciones en la Diócesis de Orizaba. Las que están programadas son más de 300 que se registraron anticipadamente, más las que llegan de manera espontánea.
A partir del sábado 16, llegarán niños de los grupos de catecismos de las diferentes parroquias, de jóvenes, grupos, asociaciones y movimientos de la diócesis, familias, empleados de comercios, obreros de empresas, estudiantes de escuelas con vocación católica, indígenas de la sierra de Zongolica y las faldas del volcán, así como deportistas, para agradecer, pedir la intercesión y protección de la Virgen de Guadalupe.
En el santuario ya se colocó el cartel con la programación de las 318 peregrinaciones que llegan entre el 16 de noviembre y el 15 de diciembre.
Previo al recibimiento de los primeros peregrinos se desplegará la imagen monumental que se coloca año con año en la torre principal de la iglesia y, que se ha convertido en un signo del hogar de la Virgen de Guadalupe en la zona de las Altas Montañas.
En los barrios, colonias, unidades habitacionales se organizan para asistir al Santuario de Santa María de Guadalupe con su banda de guerra, banderas e imágenes de la Morenita del Tepeyac.
Los fieles devotos llegan con el corazón dispuesto a entregar sus preocupaciones y penas, pero también sus alegrías, ilusiones y proyectos.
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Las peregrinaciones que llegan de las comunidades más alejadas son del municipio de Tehuipango y de Comalapa, perteneciente a Zongolica; mientras que las más numerosas son la de San José, de Mariano Escobedo, Atzacan, Zongolica y Tlilapan.
La diócesis, como cada año, pide a los peregrinos prepararse espiritualmente para visitar a la Madre del cielo, evitar el uso de la pirotecnia, así como el ruido que distraiga la piedad; asistir de modo adecuado al santuario, solicitar el apoyo de tránsito y vial, así como seguir el programa de procesiones.
Sobre el santuario
Los encargados de la construcción del santuario de la Virgen de Guadalupe fueron los frailes pertenecientes a la Orden de San Felipe Neri, los cuales también edificaron un convento anexo, que aún está en pie, pero que fue tomado por el gobierno desde que se instrumentaron las Leyes de Reforma, que han usado como hospital y cárcel, hasta que en 1992 se convirtió en el Museo de Arte del Estado de Veracruz.
En 1819, la torre principal se cayó debido a un terremoto, la cual fue posteriormente reconstruida.
El Santuario Guadalupano es uno de los edificios coloniales más bellos de la ciudad, con una fachada de estilo churrigueresco en donde se destaca un relieve en argamasa de la Virgen de Guadalupe. En su interior hay dos retablos pintados en óleo.
Las procesiones son abanderadas por elementos de la Policía Vial durante todo el recorrido dentro de la ciudad y, hasta ahora ninguna de ellas hace uso de pirotecnia.