No se tiene la conciencia de lo que el uso de plásticos le está haciendo a los ecosistemas. No es solo el uso de estos materiales, sino que se debe reflexionar sobre el cambio climático, el derretimiento de los glaciares y el aumento del nivel del mar, debido a toda la energía que se utiliza para la transformación de esos materiales, indicó la medioambientalista Luisa Paré.
Sobre la ley que prohíbe la utilización de bolsas de plástico en Veracruz, comentó que se ajustaron los reglamentos y se dio un año de gracia a la sociedad en general para hacer la transición, por lo que si no hay un entendimiento se debe aplicar la ley porque ya tuvo tiempo de prepararse. Asimismo debe revisarse la intención original, pues no se sabe si la prohibición también incluye el uso de productos de unicel, que tardan hasta 300 años para degradarse y van a parar al relleno sanitario y a los cuerpos de agua.
La integrante de Sendas AC, opinó que es tiempo de que los consumidores nos preguntemos si realmente necesitamos más cosas, ya que cuando se habla de plásticos se piensa en la bolsita o la botella, pero realmente lo que se debe cuestionar es el mal proceso que se le ha dado o no a los desechos, lo que origina la basura y las afectaciones a los océanos, donde se ven islas de basura enormes sobre las que se puede caminar. Eso va ligado a la fácil movilidad que tienen los plásticos que de un arroyo pasan a los ríos hasta llegar al mar con el consabido efecto nocivo y destructor de los ecosistemas que afectan la vida vegetal, animal y humana.
APRENDER A REUTILIZAR Y RECICLAR
Ahora, que hay de plásticos a plásticos, aclaró, por lo que es una equivocación pensar que todo se soluciona con el reciclaje, ya que algunos generan micronanopartículas que ingieren los consumidores.
Tampoco estamos acostumbrados a pensar en el costo-energía que implica el progreso, el cual va acompañado de una nueva modalidad de utilizar una sola vez los contenedores, porque no sólo son las bolsitas o empaques, sino los tarros de los yogures o las cajitas plásticas de las margarinas que algunas personas reutilizan pero que muchas otras desechan sin la menor conciencia.
La también integrante de la Red de Custodios del Archipiélago de Bosques y Selvas de Xalapa, añadió que desde meses atrás la gente respondió muy bien a la propuesta llevando sus bolsas de tela o reutilizables, pero luego aparecieron las “biodegradables”, de las cuales se debería tener la certeza y certificación de que realmente lo son, pues son más caras.
Llamó a operar con conciencia y utilizar materiales como el papel o la hoja de plátano que se utilizaban antes y los cuales utilizan más los negocios pequeños, porque están manejados por amas de casa que tienen más conciencia que las grandes empresas.
No queda más que regresar a las tres “erres”, que se volvieron siete porque estamos en un momento de repensar la situación por la que atravesamos, ya que a la recesión económica se suma el cambio climático.