Acultzingo, Ver. - Los castillos de fuegos pirotécnicos empleados en las fiestas patronales siguen siendo una tradición en las ferias regionales, estos tienen un proceso de elaboración, ¿quieres saber como?, aquí te decimos.
Estructuras o cajas de madera, al menos 10 a 15 personas para levantarlo y sostenerlo así como la pirotecnia, imaginación, experiencia y precaución son las herramientas empleadas para hacer un castillo que puede alcanzar más de 18 metros, esto dependerá de lo que pida el cliente.
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Con días de anticipación procedentes de San Miguel Xaltepec, del municipio de Palmar de Bravo, Basilio Javier Zamora llegó a Acultzingo desde el viernes de la semana pasada en compañía de sus hijos y nietos para montar un castillo de fuegos pirotécnicos de 22 metros para la Fiesta Patronal del Señor de la Expiración en Acultzingo, narra que tardaron 3 días en montarlo.
Refiere que los Castillos se emplean desde 50 kilos o más de pirotecnia de luz por Castillo en el caso del monten colocado en Acultzingo se necesitaron 50 kilos de material, "es la Sedena quién nos dan los permisos para poder portar y hacer uso de estos artefactos pirotécnicos".
Explica que las luces pirotécnicas se van armando conforme a las figuras, posteriormente empieza el montaje donde se emplean bancos o cuadros que son amarrados para tener un mayor soporte de las figuras colocadas en el Castillo las cuales son encendidas a forma de espectáculo. En el Castillo de la feria de Acultzingo se ocuparon 18 bancos.
Cuestionado sobre sí la labor de armando de este tipo de artefactos se ha ido perdiendo, señala que los altos precios de los materiales ha causado que el trabajo baje y buscando otros ingresos y en temporada alta volver a retomarlo.
Herencia generacional, buscan que no se pierda esta tradición
Don Basilio a sus 42 años de vida, recuerda que a sus 10 años empezó a trabajar con su padre, que si bien no lo dejaba acercarse a la pirotecnia, se encargaba de cargar los bancos, hilos o traer comida y agua, ahora busca dejar en sus hijos y nietos esta enseñanza.
Menciona que también viajaron a Acultzingo y ayudaron al armado y montaje de este Castillo de 22 metros en honor al Señor de la Expiración.
"Yo les enseñó a trabajar, la Sedena no nos permite que los menores estén cerca de la pritoecnia, pero yo hago lo que mi padre hizo conmigo pues luego si se les deja a los niños desde jovenes empiezan en bandalismos y otros problemas, prefiero estén aquí donde los vea cargando bancos y revisando la estructura desde lejos a que anden en malos pasos".
Narra que sus hijos también le apoyan en armar el castillo, en dar forma a las figuras con las luces pirotécnicas donde la Sedena les otorga los materiales para dar color a las luces que ocupan en sus Castillos, siempre teniendo el cuidado de realización de cada cohete sin exceder en los materiales evitando así accidentes que puedan ser fatales.
La realización de Castillos conlleva de 3 a 5 días para que este se consuma en aproximadamente 20 minutos, dijo.
Por Covid dejaron la pirotecnia y entraron al campo
Durante la pandemia de Covid-19, los coheteros se vieron afectados laboralmente debido a que las ferias y fiestas patronales se cancelaron lo que representó una pérdida de 80 por ciento para este sector, por lo que se dedicaron al campo y otros más dejaron el estado para buscar otras opciones laborales.
"Nos dedicamos al campo, pero no es lo mismo, el trabajo de campo es pesado y la pirotecnia no tanto pues ya tenemos la precaución y experiencia".
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En cuanto a salir de veracruz para tener trabajo, el entrevistado comenta que también se dedicaron al campo, sin embargo al ver que ya había más apertura para su rama laboral poco a poco la familia empezó a reunirse nuevamente y empezar a emprender sus viajes a la República Mexicana a ofrecer sus servicios en los poblados a los que antes de pandemia habían asistidos y aunque la respuesta fue poca, les rindió para seguir su viaje.
