Córdoba, Ver.- Los voladores de Papantla con su música, trajes llamativos y la exhibición de su danza tradicional lo convierten en un espectáculo sumamente atractivo para las personas, en el cual llegan a escalar alturas de más de 20 metros para realizar dicho acto.
A través del ritual se representa un plegaria a la divinidad para que haga caer la lluvia sobre los cultivos en tiempos de sequía.
Cabe mencionar que cada uno de los voladores representa un punto cardinal y la persona situada en medio simboliza el centro de la tierra.
Esteban Pérez García tiene más de 50 años dedicándose de medio tiempo a ser volador de Papantla, quien con su familia han hecho crecer esta tradición a lo largo de los lugares que recorren.
Como grupo han recorrido sitios fuera de México, pero él, esta danza le ha permitido conocer lugares como Estados Unidos, España, Colombia y Canadá.
Los veracruzanos podemos reconocer que estamos ante un acto de los voladores de Paplanta al ver trajes llamativos a la vista que simbolizan a la primavera, una sonido que emana una flauta que asemeja el sonido de las aves, y por último, un poste de más de 20 metros de altura, un conjunto de elementos que simbolizan que están presentes.
Estaban junto con su grupo de danzantes ahora se han convertido en su familia, empiezan a escalar un poste blanco, el cual cuenta con escaleras para que puedan ascender.
Una vez en las alturas y a la vista de muchas personas que fungen como espectadores, los voladores empiezan a sujetarse con unas cuerdas color amarillo y azul, mismas que funcionan para que vayan descendiendo por el aire.
Empieza el ritual, la persona situada en el “centro de la tierra” empieza a entonar el son para el acompañar el vuelo a través de una pequeña flauta de madera y un tambor color con cuero blanco, mientras que cada persona que simboliza los “puntos cardinales” están listos para descender.
El acto termina cuando los 4 voladores aterrizaron; para Esteban Pérez es otro vuelo más que realiza en compañía de su familia, brindándole a su corazón una alegría y emoción que desde hace 50 años experimenta y sigue llevando a donde se realicen dichos eventos.
Ante el cuestionamiento del precio y simbolización del traje llamativo en su mayoría de color rojo, quienes portan orgullosos el traje, refieren que simboliza a la primavera, que lleva flores bordadas a mano, dejando en claro que todo debe estar perfecto para que el ritual funcione, las cintas de colores al ras de los tobillos representan el arcoíris y los espejos de los icónicos sombreros son los rayos del sol que cubrirán a los cultivos cuando la primavera llegue a la tierra.
Para el volador, el subirse a los postes para representar a uno de los puntos cardinales no le refiere miedo o angustia, ya que con el tiempo han aprendido a dominar esos sentimientos que se convierten en alegría y adrenalina cuando desciende, así como una emoción única al escuchar los aplausos de los espectadores.
Para ellos es un orgullo que en su tierra natal exista una escuela exclusiva para enseñar a quienes gusten de realizar dicha actividad que sin duda alguna refleja tradición, cultura, valentía y un conjunto de emociones para quien la vive con asombro y orgullo para las personas que desde abajo vemos el ritual de la primavera.