Los hechos a contar son verdaderos, ocurrieron hace aproximadamente 60 o 70 días, fue en el interior del Centro de Investigación Genética (CIG) ubicado en el municipio de Nogales.
Le sucedió a uno de los vigilantes, eran alrededor de las 2 de la mañana cuando se percató que, en el patio, a unos 20 metros de distancia de él, estaba parada una mujer.
El narrador dice que según les contó el testigo, no pudo verle la cara porque la ocultaba, se colocaba de tal manera que el rostro quedaba oculto.
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Su silueta era delgada, arropada con un vestido blanco, largo, lo cual al testigo le pareció extraño debido a que a esa hora no hay más personas que él, en la caseta de vigilancia.
Fue entonces que el vigilante salió de su cubículo para hablar con la dama de blanco, pero desde que sintió el aire en la cara, la piel se le erizo.
Un escalofrío anormal le recorrió el cuerpo y se paralizó de inmediato, no pudo caminar más y solo vio como la mujer se desplazaba levitando hacia la bóveda en donde se guardan los cuerpos sin vida.
Llegó el momento en que la mujer se desvaneció y el compañero empezó a sentir ganas de vomitar, un dolor le invadió la cabeza y se metió a la caseta.
Cuando le tocó salir de la guardia, su relevo lo observó diferente y entonces contó lo ocurrido durante la madrugada, refiere nuestro narrador.
¿Por qué el cuidaro prende una veladora?
Según el entrevistado, desde esa fecha a la actual todos los días tienen una veladora encendida en la caseta o cerca de la caseta, no para iluminarse porque hay luz, pero si para el descanso de las almas de las decenas de cuerpo que yacen en la cámara del Semefo.
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El informante dice desconocer si ya echaron o no agua bendita al lugar, pero los lamentos se siguen escuchando ante el silencio de la madrugada.
Médicos reconocen en contra de su voluntad los hechos, ya que para ellos la ciencia no les permite creer este tipo de argumentos, pero también han vivido eventos similares, los cuales se niegan a revelar.
El Centro de Investigación Genética (CIG) ha empezado a acumular sucesos paranormales como los descritos por sus cuidadores.
Esto es atribuible a la existencia de cuerpos que permanecen ahí sin reconocidos y reclamados por sus familiares para darles sepultura y el descanso clamado con sus manifestaciones.