Orizaba, Ver.- La elaboración de dulces típicos tradicionales es la herencia que trasmitió su abuelo a su padre y éste a él, son ya tres generaciones dice Hugo Luis Bravo, quien ofrece ricos dulces elaborados por él y su familia: cocadas, macarrones, jamoncillos, bolas de leche con canela, cazuelitas de tamarindo con chile, entre otros.
Hugo Luis conserva en su memoria la técnica que su padre usó por mucho tiempo para preparar los típicos dulces mexicanos, como el gaznate, el tamarindo o las cocadas, macarrones y marinas de leche con canela, que ofrece en el Mercado de Artesanías.
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¿Qué tan difícil es elaborar dulces típicos?
Relata que es un oficio que da para vivir. "A los dulces se le gana bien. Aunque la elaboración requiere de mucho tiempo; con su venta se recupera lo invertido y la ganancia es buena", platica.
Expresa que el insumo para elaborar los productos aumentó al doble como la leche bronca, la harina para crear el recubierto de los gaznates con merengue que son una delicia, por lo que tuvo que incrementar uno o dos pesos el precio de los dulces.
La preparación de los mismos se lleva su tiempo, dice, mientras ofrece su mercancía en uno el Mercado de Artesanías de esta ciudad.
El olor a leche hecho con azúcar se puede disfrutar con la cercanía de la charola que contiene la variedad de dulces colocados en una vitrina transparente, para que los clientes puedan elegir el de su preferencia.
Con emoción agrega que el oficio se lo enseñó su padre y fue herencia de su abuelo. “Yo le enseño a mis hijos para que conserven la tradición”, abunda.
Menciona que gracias a este oficio ha salido adelante. “Fueron años al lado de mi abuelo y padre para conocer el secreto y que los dulces estuvieran a tiempo para salir a vender a las calles de Orizaba”, indica.
Los trozos de cada dulce se venden al público entre 7 y 12 pesos. La elaboración de los dulces de leche y las cocadas tienen otra técnica diferente a la de los gaznates, pero el cariño con el que se preparan es el mismo.
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"Para nuestra familia este oficio es lo más preciado que tenemos, porque nos da para vivir. He pagado los estudios que quisieron mis hijos”, dice.
Para concluir destaca que “el sabor de los dulces depende de los productos con los que se hacen, por lo que los que utilizan son de buena calidad, no contienen saborizantes ni conservadores”. Aunque no lo crean, menciona, la receta secreta es el amor, la dedicación y entrega que ponen en cada paso para su elaboración.