Al menos nueve lagunas costeras veracruzanas enfrentan problemáticas ambientales ocasionadas por cuestiones naturales y exponenciadas por actividades humanas aseguró Alejandro Muñoz Aldape superintendente del proyecto Zona Arrecifal 35, quien precisó que todas ellas necesitan de atención inmediata a fin de que estos daños no sean irreversibles o que el costo de su recuperación no sea sumamente elevado.
En entrevista, el maestro en ecología y pesquería detalló que se trata de la laguna del Ostión en el sur del estado; la Sontecomapan, en Los Tuxtlas; la de Alvarado, Mandinga, La Mancha, El Llano en el centro y las de Tampamachoco, Pueblo Viejo, Tamiahua en el norte. “Hace falta más atención y educación ambiental, hay acciones aisladas que se vuelven personales o que no tienen seguimiento. Pienso que debería haber un programa para cada una de estas lagunas del estado de Veracruz y que permiten una productividad muy importante al Golfo de México y que son utilizadas por pescadores costeños y rivereños”, dijo.
Muñoz Aldape quien actualmente coordina un proyecto de colocación de 35 hectáreas de arrecife en el Parque Arrecifal Veracruzano, detalló que, aunque no se puede hablar de “focos rojos” hay lagunas en las que el daño o los problemas son mayores. Tal es el caso, de la Laguna del Ostión tiene serios problemas de contaminación; la de Mandinga en donde los vertimientos de aguas negras de las zonas residenciales constituyen una amenaza fuerte; o las de El llano, que enfrenta problemas similares a los de El Farallón y se está secando también.
Sin embargo, detalló que no sólo las lagunas costeras enfrentan problemas serios sino también las que se encuentran dentro de la mancha urbana. En estos casos, dijo, el problema mayor lo trae la contaminación que generan la población asentada en los alrededores, así como las descargas de aguas residuales debido al deficiente sistema de drenaje de este municipio.
“No es necesario hacer muchos exámenes de laboratorio al agua de las lagunas sino que con pasar por ahí huele las aguas negras y eso deteriora muchísimo ya que se vuelve completamente inerte la laguna o lago (…) muchas veces se seca o se queda como un lugar de agua estancada contaminada que genera muchos más problemas”, dijo.
Respecto al problema de sequía en la laguna de El Farallón, el investigador de la Universidad Veracruzana dio a conocer que este problema data desde hace más de 20 años y que con el paso del tiempo se ha ido agravando.
Comentó que a principios de los años dos mil se llevó a cabo un trabajo conjunto entre ingenieros ambientales y pescadores para quitar la barrera natural de arena que se había formado en la laguna y permitir, con ello, la entrada de agua de mar a la laguna.
“Pero cada determinado tiempo se presenta la misma problemática porque a esto se suma que, los seres humanos a veces hacemos uso de los recursos sin una medida o un desarrollo sustentable y entonces eliminamos organismos limpiadores que generan dinámica positiva a las lagunas. Las volvemos inservibles al dejarlas sin oxígeno y con ello se vuelve cada vez más difícil la recuperación”, lamentó.