Orizaba, Ver.- Las leyendas se han presentado en nuestro país como una lección o advertencia ante un fenómeno catalogado como paranormal, una característica de estas historias es que son contadas de generación en generación y su esencia se va transformando con el paso del tiempo.
- A continuación, te relatamos dos leyendas de la Sirena de Ojo de Agua:
En el día de San Juan Bautista celebrado el 24 de junio, pasada la medianoche, una sirena emerge del centro de la Laguna de Ojo de Agua.
Un día de San Juan, un hombre que vivió en Orizaba caminaba con paso lento a la orilla de la Laguna cuando de pronto se le apareció una hermosa mujer quien surgía del agua; en lugar de piernas tenía una cola de pez, se trataba de una sirena cuya belleza dejó hipnotizado al hombre.
La sirena le pidió que la tomara a cuestas y la llevara a la iglesia más cercana, con lo cual lograría desencantarla a cambio de otorgarle varios tesoros sumamente valiosos, sin embargo, había una condición: “oigas lo que oigas y por más curiosidad que sientas mientras me cargues, jamás deberás voltear a verme”.
El hombre así lo hizo, la envolvió y comenzó a caminar rumbo a la iglesia de Santa Gertrudis, la más cercana. La tarea no le parecía tan difícil a pesar de lo rara que pudiera ser la situación.
Conforme pasaba el tiempo, el hombre se percató que el peso de la sirena era cada vez más grande por lo que comenzó a pausar su camino para descasar un poco y recuperarse.
Siguió su trayecto y de repente ruidos extraños comenzaron a perturbarlo, haciéndolo dudar en si fue una buena decisión aceptar la tarea.
La pesada carga y los estruendosos ruidos fueron tan insoportables que poco antes de llegar a la iglesia decidió rendirse y voltear llevándose increíble sorpresa…Una serpiente estaba sobre su espalda, misma que decidió aventar al suelo en la primera oportunidad. Esta exclamó: “¡Maldito! Me has hundido más”.
Al poco tiempo, el hombre murió y por ello cada año, el 24 de junio nuevamente la sirena otorga una oportunidad a un valiente hombre que desee grandes fortunas, con la condición de desencantarla en una iglesia de Orizaba.
Otra versión de esta historia
Cuenta esta leyenda que un hombre de Orizaba de gran fortuna colocó en un jarrón una parte de sus riquezas y las fue a dejar en un ojo de agua.
Sin embargo, para no dejar el tesoro a merced de cualquier ladrón colocó sobre este una estatua de bronce. Era la figura de una sirena, que sería la guardiana del oro que poseía.
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El hombre murió sin disfrutar de sus riquezas ocultas y se cuenta que no le dijo a nadie donde estaba su jarrón. Por tal razón, cada 24 de junio la sirena “cobra vida”, de ser una estatua pasa a una mujer hermosa de carne y hueso que nada por todo el ojo de agua protegiendo el tesoro de aquel orizabeño.
Al salir el primer rayo de la mañana siguiente vuelve a su forma de bronce y permanece así hasta el próximo día de San Juan Bautista.
Lugareños piensan que emerge del agua porque tiene la misión de proteger el tesoro que el hombre abandonó, otros dicen que está esperando a su creador para que recupere el tesoro y este la liberará de su condición.