Tequila, Ver.- Ante la ausencia de médicos y medicamentos, mujeres indígenas iniciaron la construcción de la “Casita de Salud”, en la comunidad de Moxala, donde atenderán las enfermedades de las familias, con medicina alternativa, señaló Jairo Guarneros Sosa, integrante del Colectivo Feminista “Cihuatlahtolli”, de Orizaba.
“La herbolaria, conocida como medicina alternativa, es una tradición médica muy antigua, basada en el uso de plantas y hiervas para prevenir y curar enfermedades. Las indígenas náhuatl han sido las protagonistas de esta práctica, que se ha constituido como un método altamente efectivo y practicado durante miles de años”, añadió.
Expresó que las carencias y necesidades en la zona serrana son muchas, pero la voluntad de ellas es aún mayor. La humildad es grande para aceptar y escuchar de alguien que no es de la comunidad, pláticas sobre las plantas y los beneficios para la salud, además de la forma de hacer preparados medicinales con ellas.
“Con la confianza ganada hablan de las plantas -con nombres en náhuatl- que curan, porque tienen la sabiduría que los ancestros heredaron, de abuelas a madres e hijas”, destacó.
Dijo que en una reunión con las mujeres indígenas, manifestaron que sueñan e inician la construcción de la “Casita de salud”, espacio dedicado a la herbolaria, donde cultivaron plantas que en la zona no hay. "Lo importante para ellas es ofrecer a las familias una alternativa, tanto de medicamentos atención a la salud porque médicos ahí no existen”, apuntó.
Recordó que el año pasado, durante una reunión elaboraron un jarabe y comentaron que sería bueno contar con un espacio para hacer medicina de forma tradicional. "Meses después enviaron unas fotografías de un pedazo de tierra, junto al camino que lleva hacia Moxala; intrigado hace unos días llegué para preguntar sobre las imágenes y respondieron que emparejaron el terreno, colocaron pilares, y techaron, ahí va a ser la “Casita de Salud”, dijo Guarneros Sosa.
Agregó que el esfuerzo realizado por las mujeres indígenas es enorme, porque con esfuerzo, cariño y dedicación colocaron los cimientos del proyecto, pero faltan: ventanas, puertas, material de construcción, y edificar el espacio para el laboratorio de salud.
Reveló que ya tienen una báscula, ollas y frascos para guardar las tinturas, y hierbas que no hay en la localidad.
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“Lo más complicado es hacerse de recursos económicos, cuesta mucho ganarse un peso, pues los hombres emigran por temporadas al corte de caña y café, mientras las mujeres trabajan en su casa, sin ganar nada”, detalló.
Por ello recurrió a la solidaridad de la población para que aporte, lo que esté en sus posibilidades para continuar el proyecto y coopere con un bono de 10, 20, 30, 50 o 100 pesos. "Confiamos que pronto estarán listos los bonos y muchos se animen para que vean que no es engaño. Mandarán fotos de la obra y de los gastos", apuntó. Cuando quede lista “La Casita de salud” serán los invitados a inaugurarla.
Resumió que pronto darán a conocer el número de cuenta para hacer depósitos y ayudar a este grupo de mujeres indígenas que busca ayudar a su pueblo a conservar su salud. “Sí vale la pena apoyarlos, ¿quién se anima?”, concluyó.