/ lunes 9 de noviembre de 2020

Murió en cuartel policiaco; familia, destrozada, exije justicia

Su esposa narra que el pasado 24 de octubre, les arrancaron sus sueños y les destrozaron el corazón

Xalapa, Ver.- Gustavo y Janet soñaban con poner una taquería sobre la avenida Ciudad de las Flores, en la colonia Revolución, lugar en el que él creció y donde vivían con su madre y hermano.

Siempre fue amoroso y dedicado con ella, todas las mañanas la llevaba a su trabajo y más tarde acudía a recogerla a la casa donde laboraba, pero el 24 de octubre, les arrancaron sus sueños y les destrozaron el corazón.

Ese sábado, Gustavo Ortiz se dirigía a reparar su automóvil, un Audi negro 2003, cuando policías estatales lo detuvieron por conducir a exceso de velocidad en la carretera hacia Banderilla.

Fue llevado al cuartel Heriberto Jara Corona, mejor conocido como San José y fue sacado de allí sin vida.

A sus 36 años, acudía con frecuencia a las reuniones de Alcohólicos Anónimos e incluso salía a otras ciudades y estados a regalar su experiencia, lo que le permitió mantenerse sobrio los últimos seis años. Sus pasatiempos eran pescar o cazar, casi todo el tiempo lo pasaba con Janet. Su trabajo era vender ropa y flores en algunos tianguis, en su vehículo o en carretilla.

Ese día se levantó temprano; cerca de las 9:30 de la mañana se dirigía a su grupo de Alcohólicos Anónimos, pero antes iba a pasar a componer su auto. Estuvo en comunicación con Janet, con quien tenía una relación de dos años, vía Whatsapp. A las 12:50 dejó de responder mensajes y dejaron de saber de él.

Cerca de las 17:00 horas, un vecino de esa colonia en donde constantemente se reportan hechos delictivos e inseguridad, acudió hasta su casa para avisarle que el coche de su esposo estaba dentro del cuartel, por lo que se dirigió hacia allá; al llegar, preguntó por Gustavo, sin obtener respuesta.

El policía que estaba ahí le dijo que seguramente había salido con fianza; poco después salió otro elemento que se ofreció a tomarle los datos de la persona que buscaba. En ese momento Janet vio cómo otro policía salía de ese lugar con el automóvil de su esposo, lo que le hizo saber que él sí permanecía dentro.

Al mismo tiempo- narra- dejaron salir a ocho personas del cuartel que aún no habían cumplido el plazo para poder salir. Junto a ella estaba una mujer también esperando a un familiar, que marcó el inicio del terror al cuestionarle: “ustedes son familiares de la persona que acaban de matar aquí adentro”.

Al desconocer lo que sucedía y llena de pavor, Janet estuvo preguntando por horas por su esposo sin ser atendida ni poder ingresar.

Vimos una nota que salió que decía que una persona había sido detenida por una falta administrativa, que quede claro, no extorsión y muchos menos por ratero o porque cargara armas, fue por falta administrativa que, nos acabamos de enterar fue por exceso de velocidad, en una zona donde los tráileres bajan duro (a alta velocidad), desconozco qué fue lo que sucedió realmente”, añadió.

Personal de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) les hicieron saber que iniciarían el procedimiento para conocer lo que sucedía y les recomendaron acudir a la Fiscalía General del Estado (FGE) quien les recomendó en primer momento identificar a Gustavo dado que no había mayor información. Al acudir a dirección de Servicios Periciales, pudo identificarlo por computadora a través de dos fotos del cuello hacia arriba y sus pertenencias hasta cerca de las 5 de la mañana.

Al día siguiente, a la familia le fue entregado el cuerpo de Gustavo cerca de las 10:30, pero pudieron ver únicamente su rostro. Más tarde, tras la preparación del personal de la funeraria, Janet lo desmaquilló y le tomó fotografías donde pudo constatar los golpes que llevaba en las costillas, espinilla, cuello, la espalda, manos y rostro.

Pese a ello, las autoridades guardaron silencio. Tras velarlo dos días y ante la frustración de los familiares y amigos, el 27 de octubre decidieron protestar en las instalaciones del cuartel de San José y después marchar por la Plaza Lerdo cargando el féretro para exigir justicia y más tarde darle sepultura.

Pero no es el único caso en el que se ha acusado abuso policial. El 2 de mayo pasado, en este mismo año, murió en el cuartel de San José, Andrés Navarro, un xalapeño de 33 años, cuyos familiares fueron informados de que habría sufrido un infarto dentro de los separos pero que al mismo tiempo denunciaron que su cuerpo estaba lleno de golpes.

EXIGEN PRUEBAS

A los nueve días, su familia y amigos, hicieron una nueva protesta para entonces ya se habían enterado de la presunta falta que habría cometido su esposo, el número de patrulla que lo habría detenido y que son presuntamente tres los policías responsables según lo dado a conocer por las investigaciones de la FGE. Por los exámenes toxicológicos, pudieron saber que Gustavo no iba intoxicado y que la causa de muerte fue “hemorragia interna masiva, o sea que sí lo golpearon hasta reventarlo”.

La necropsia arrojó también que los golpes habían sido con un toleteJanet, esposa

“Yo no sé qué más pruebas necesitan para poder hacer la detención y si a mí no me resuelven como lo he dicho y lo sigo diciendo, yo me voy a mover a otras instancias en Ciudad de México para que ante la Cámara de Diputados se haga algo y el presidente sepa de lo que aquí en Xalapa vivimos, llenos de corruptos”, añadió la mujer.

Aunque con la segunda manifestación, fueron atendidos por algunos funcionarios ni el secretario de Seguridad Pública Hugo Gutiérrez Maldonado ni el gobernador Cuitláhuac García Jiménez les han dado la cara de quienes ahora exige una disculpa pública y hacer que los responsables de la muerte de su esposo paguen por lo que hicieron.

Ella está consciente de que han intentado difamarlo, diciendo que robaba y extorsionaba, pero afirma que la gente que lo conocía sabe la clase de persona que fue. A la fecha sus pertenencias no le han sido devueltas, ni su billetera donde llevaba cerca de 5 mil 500 pesos para reparar su automóvil, cinturón, ni su vehículo.

“Y yo pido eso porque mucha gente se encargó de difundir fotos y decir que era un ratero, que porque subieron un video, yo quiero pruebas, no me voy con fotos y videos, quiero pruebas con fundamentos”, añadió.

Julia Hernández, su madre, quien sigue vestida de negro y guardando luto al igual que su nuera, estuvo propensa a un infarto, por el dolor que le dejaron, pero lo seguirá recordando como el hombre alegre y amistoso que no tenía enemigos ni enemistades y con quien compartía el cultivo de plantas y la venta de ropa.

“Es justo que nos quedemos la familia sufriendo, muriendo a pausas?, por culpa de esos criminales, que tienen ahí, corruptos; yo siempre he dicho que cierren ese cuartel, o qué piensa el gobierno, yo quiero una respuesta”, indicó la madre.

Indican que Gustavo dejó en la orfandad a sus dos hijos con su primera pareja, quienes dependían de él que también están en la espera de respuesta.

SITUACIÓN

De acuerdo con investigaciones de la fiscalía, son tres los policías los presuntos responsables; la causa de muerte fue “hemorragia interna masiva, o sea que sí lo golpearon hasta reventarlo”, indica la madre

Xalapa, Ver.- Gustavo y Janet soñaban con poner una taquería sobre la avenida Ciudad de las Flores, en la colonia Revolución, lugar en el que él creció y donde vivían con su madre y hermano.

Siempre fue amoroso y dedicado con ella, todas las mañanas la llevaba a su trabajo y más tarde acudía a recogerla a la casa donde laboraba, pero el 24 de octubre, les arrancaron sus sueños y les destrozaron el corazón.

Ese sábado, Gustavo Ortiz se dirigía a reparar su automóvil, un Audi negro 2003, cuando policías estatales lo detuvieron por conducir a exceso de velocidad en la carretera hacia Banderilla.

Fue llevado al cuartel Heriberto Jara Corona, mejor conocido como San José y fue sacado de allí sin vida.

A sus 36 años, acudía con frecuencia a las reuniones de Alcohólicos Anónimos e incluso salía a otras ciudades y estados a regalar su experiencia, lo que le permitió mantenerse sobrio los últimos seis años. Sus pasatiempos eran pescar o cazar, casi todo el tiempo lo pasaba con Janet. Su trabajo era vender ropa y flores en algunos tianguis, en su vehículo o en carretilla.

Ese día se levantó temprano; cerca de las 9:30 de la mañana se dirigía a su grupo de Alcohólicos Anónimos, pero antes iba a pasar a componer su auto. Estuvo en comunicación con Janet, con quien tenía una relación de dos años, vía Whatsapp. A las 12:50 dejó de responder mensajes y dejaron de saber de él.

Cerca de las 17:00 horas, un vecino de esa colonia en donde constantemente se reportan hechos delictivos e inseguridad, acudió hasta su casa para avisarle que el coche de su esposo estaba dentro del cuartel, por lo que se dirigió hacia allá; al llegar, preguntó por Gustavo, sin obtener respuesta.

El policía que estaba ahí le dijo que seguramente había salido con fianza; poco después salió otro elemento que se ofreció a tomarle los datos de la persona que buscaba. En ese momento Janet vio cómo otro policía salía de ese lugar con el automóvil de su esposo, lo que le hizo saber que él sí permanecía dentro.

Al mismo tiempo- narra- dejaron salir a ocho personas del cuartel que aún no habían cumplido el plazo para poder salir. Junto a ella estaba una mujer también esperando a un familiar, que marcó el inicio del terror al cuestionarle: “ustedes son familiares de la persona que acaban de matar aquí adentro”.

Al desconocer lo que sucedía y llena de pavor, Janet estuvo preguntando por horas por su esposo sin ser atendida ni poder ingresar.

Vimos una nota que salió que decía que una persona había sido detenida por una falta administrativa, que quede claro, no extorsión y muchos menos por ratero o porque cargara armas, fue por falta administrativa que, nos acabamos de enterar fue por exceso de velocidad, en una zona donde los tráileres bajan duro (a alta velocidad), desconozco qué fue lo que sucedió realmente”, añadió.

Personal de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) les hicieron saber que iniciarían el procedimiento para conocer lo que sucedía y les recomendaron acudir a la Fiscalía General del Estado (FGE) quien les recomendó en primer momento identificar a Gustavo dado que no había mayor información. Al acudir a dirección de Servicios Periciales, pudo identificarlo por computadora a través de dos fotos del cuello hacia arriba y sus pertenencias hasta cerca de las 5 de la mañana.

Al día siguiente, a la familia le fue entregado el cuerpo de Gustavo cerca de las 10:30, pero pudieron ver únicamente su rostro. Más tarde, tras la preparación del personal de la funeraria, Janet lo desmaquilló y le tomó fotografías donde pudo constatar los golpes que llevaba en las costillas, espinilla, cuello, la espalda, manos y rostro.

Pese a ello, las autoridades guardaron silencio. Tras velarlo dos días y ante la frustración de los familiares y amigos, el 27 de octubre decidieron protestar en las instalaciones del cuartel de San José y después marchar por la Plaza Lerdo cargando el féretro para exigir justicia y más tarde darle sepultura.

Pero no es el único caso en el que se ha acusado abuso policial. El 2 de mayo pasado, en este mismo año, murió en el cuartel de San José, Andrés Navarro, un xalapeño de 33 años, cuyos familiares fueron informados de que habría sufrido un infarto dentro de los separos pero que al mismo tiempo denunciaron que su cuerpo estaba lleno de golpes.

EXIGEN PRUEBAS

A los nueve días, su familia y amigos, hicieron una nueva protesta para entonces ya se habían enterado de la presunta falta que habría cometido su esposo, el número de patrulla que lo habría detenido y que son presuntamente tres los policías responsables según lo dado a conocer por las investigaciones de la FGE. Por los exámenes toxicológicos, pudieron saber que Gustavo no iba intoxicado y que la causa de muerte fue “hemorragia interna masiva, o sea que sí lo golpearon hasta reventarlo”.

La necropsia arrojó también que los golpes habían sido con un toleteJanet, esposa

“Yo no sé qué más pruebas necesitan para poder hacer la detención y si a mí no me resuelven como lo he dicho y lo sigo diciendo, yo me voy a mover a otras instancias en Ciudad de México para que ante la Cámara de Diputados se haga algo y el presidente sepa de lo que aquí en Xalapa vivimos, llenos de corruptos”, añadió la mujer.

Aunque con la segunda manifestación, fueron atendidos por algunos funcionarios ni el secretario de Seguridad Pública Hugo Gutiérrez Maldonado ni el gobernador Cuitláhuac García Jiménez les han dado la cara de quienes ahora exige una disculpa pública y hacer que los responsables de la muerte de su esposo paguen por lo que hicieron.

Ella está consciente de que han intentado difamarlo, diciendo que robaba y extorsionaba, pero afirma que la gente que lo conocía sabe la clase de persona que fue. A la fecha sus pertenencias no le han sido devueltas, ni su billetera donde llevaba cerca de 5 mil 500 pesos para reparar su automóvil, cinturón, ni su vehículo.

“Y yo pido eso porque mucha gente se encargó de difundir fotos y decir que era un ratero, que porque subieron un video, yo quiero pruebas, no me voy con fotos y videos, quiero pruebas con fundamentos”, añadió.

Julia Hernández, su madre, quien sigue vestida de negro y guardando luto al igual que su nuera, estuvo propensa a un infarto, por el dolor que le dejaron, pero lo seguirá recordando como el hombre alegre y amistoso que no tenía enemigos ni enemistades y con quien compartía el cultivo de plantas y la venta de ropa.

“Es justo que nos quedemos la familia sufriendo, muriendo a pausas?, por culpa de esos criminales, que tienen ahí, corruptos; yo siempre he dicho que cierren ese cuartel, o qué piensa el gobierno, yo quiero una respuesta”, indicó la madre.

Indican que Gustavo dejó en la orfandad a sus dos hijos con su primera pareja, quienes dependían de él que también están en la espera de respuesta.

SITUACIÓN

De acuerdo con investigaciones de la fiscalía, son tres los policías los presuntos responsables; la causa de muerte fue “hemorragia interna masiva, o sea que sí lo golpearon hasta reventarlo”, indica la madre

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