Orizaba, Ver.- La tragedia que sucedió en la comunidad El Tejocote, en el municipio de La Perla, que consternó a la población de la zona de las Altas Montañas, expuso que hoy los niños no saben manejar sus emociones ni controlar sus impulsos y, las consecuencias que eso provoca por no ayudarlos para que aprendan a controlarlas.
El padre Helkyn Enríquez Báez, vocero de la Diócesis de Orizaba, al referirse a la muerte del pequeño Samuel de 11 años de edad, a manos de su amigo de juegos, otro niño de 10 años, Esteban, señaló que la pérdida de un hijo es todavía más dolorosa por las circunstancias en las que se dio.
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“Nuestro pensamiento va a quien ha perdido un hijo, por la tristeza, el dolor que esta realidad genera, una tristeza que va más allá de la naturaleza humana, y que en la circunstancia en que se da, la hace todavía más dolorosa. Esperamos que la fe en la Resurrección dé consuelo a la familia para poder superar esta tragedia”, dijo.
Hechos como el que vivió la familia del pequeño Samuel suceden cuando no se ayuda a los niños a controlar sus emociones y reaccionan de modo desproporcionado.
“Creo que hoy eso sucede con muchos niños a quienes no se les ponen límites y no se les enseña a manejar los sentimientos de enojo, de ira, de frustración”, que causan daño al niño que lo padece o provocando daño a otros.
También, agregó, lleva a reflexionar sobre el uso de armas, pues, si bien es cierto que hay una legislación y modo de regular la posesión de armas, tener una en casa es una gran responsabilidad para el adulto que la adquiere, y en este caso particular, también enseña que no deben estar al alcance de los niños.
Recordó que no es la primera vez que sucede una tragedia de este tipo, pues ya en otras ocasiones ha habido accidentes que dañan a las personas del mismo hogar.
¿Qué otros aspectos se deben tomar en cuenta?
Otro aspecto que deja como enseñanza es reconocer cómo algunos juegos pueden fomentar la violencia en los niños. Por eso parece importante recuperar la parte pedagógica de los juegos, que sirvan para un aspecto lúdico, de diversión, de convivencia, no para generar la violencia al interior de los niños”.
Sobre la exigencia de justicia que hacen los padres del niño asesinado, el sacerdote recordó que un acontecimiento como éste se sigue por oficio y la ley prevé cuáles son los procedimientos y los pasos que se dan.
Lo que se espera siempre es que se pueda dar una respuesta de justicia ante un acontecimiento como éste que ha cimbrado a la región. “Es la ley la que prevé el modo en cómo se realiza la investigación y cómo se da seguimiento a este caso y, es así como esperamos que se resuelva”, concluyó.