Orizaba, Ver.- Las políticas asistencialistas se pueden utilizar en estado de emergencia y necesidad, pero no se pueden establecer como una Política de Estado, de modo fijo y como único modo de atender las necesidades de la población, aseveró el vocero de la Diócesis de Orizaba, Helkyn Enríquez Báez.
Dijo que el Gobierno Federal debe evaluar cuáles son los programas sociales que sí están ayudando en el desarrollo de las comunidades y cuáles podrían estar perjudicando el desarrollo, tanto de la personalidad como el comunitario en la sociedad, y no establecerla como una Política de Estado.
Destacó que se deben generar programas o estrategias que ayuden al desarrollo del país, invertir en educación, en crear fuentes de trabajo reales y no temporales.
“Se debe invertir en las comunidades para que tengan mejor calidad de vida, se debe de tener programas que puedan ayudar a que las personas tengan empleos dignos y no la precariedad que se ven en muchas realidades", afirmó.
Al referirse a la política de austeridad que promueve el Gobierno Federal, enfatizó que es necesario que se aplique de manera congruente. “Si realmente se quiere la austeridad, se tendría que empezar por eliminar lo superfluo y no recortar presupuesto en instituciones que velan por el desarrollo o la democracia de nuestro país”, subrayó.
Y es que dijo, la crisis económica se ha agudizado en diversos sectores de la población, tanto en la zona urbana semiurbana y rural, que ya de por sí la padecen, ya sea por la pérdida de empleo, porque han tenido que cerrar sus negocios o porque quien proveía el sustento a la familia falleció o quedó con graves secuelas, que le impiden desarrollar su actividad.
Te puede interesar: Monreal pide que en Veracruz no haya delito de ultrajes a la autoridad
Finalmente, señaló que los obispos se han preocupado de manera especial por esta situación y a través de la Pastoral Social buscan colaborar, como signo solidario, con ellos y, si bien no van a poder dar la respuesta completa, su misión es atender desde sus posibilidades y límites como parroquias y diócesis estas realidades de vulnerabilidad.