Orizaba, Ver.- A punto de desaparecer el oficio de lustrador de calzado, porque los parroquianos prefieren adquirir los insumos para limpiar sus zapatos. Cada día perdemos la clientela, hay días que apenas sacamos 100 pesos al día por tres boleadas.
Fernando es bolero del parque Castillo desde hace cinco años. Es un experimentado maestro del calzado, porque cuando termina los zapatos brillan como si fueran estrellas.
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¿Cuánto cuesta una boleada de zapatos en Orizaba?
Recuerda que el año pasado una boleada costaba 20 pesos, pero ahora, con la crisis económica y tantos aumentos, pide 30 pesos. Los fines de semana y días de quincena son buenos para él, porque saca entre 250 y 350 pesos.
“Lo menos son tres boleadas en todo el día, aunque hay veces que no sale ni una”, lamenta.
Explica que los abogados, profesionistas y burócratas tienen la costumbre de ir al parque a sacarle brillo a sus zapatos, pero esto cambió con la pandemia, pues ahora prefieren adquirir los insumos para limpiar su calzado.
“Desde hace dos o tres años que nuestro trabajo ya es muy escaso, a veces ni las moscas se paran en las casetas de los boleros”, agrega.
Antes, dice, la gente tenía la costumbre de venir en familia a bolearse los zapatos y sí tenían trabajo.
Por esto, asegura, el oficio de bolero ya no es redituable, ya que permanecen hasta tres horas junto a sus cajones de boleo sin que la gente se acerque a solicitar sus servicios.
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¿ Cuántos tipos de lustradores hay en Orizaba?
En la ciudad existen dos tipos de lustrador de calzado, los que tienen una caja donde guardan las herramientas de trabajo y recorren oficinas, comercios y cantinas; como Patricio, conocido como “Chirinos”, bolero ambulante que siempre carga una pequeña caja de herramientas que tiene un pie de madera formado, donde el cliente coloca su pie mientras recibe su servicio, es el implemento más importante en su trabajo con que se gana el sustento diario.
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El otro es el bolero que tiene una caseta en el parque “Apolinar Castillo”, con silla y tapa sol donado por el Ayuntamiento de Orizaba y, atiende a los clientes que llegan a ese lugar buscando servicio y mientras lo recibe, platica con el bolero o lee.
Finalmente, Fernando platica que a pesar de los obstáculos que los lustradores del parque enfrentan, mantienen una ética clara sobre su oficio: “Lo más importante es quedar bien con el cliente para que cuando se vea los zapatos sonría y diga satisfecho: “parecen nuevecitos”.