Orizaba, Ver.- Desde hace medio siglo la familia Flores comenzó a elaborar piñatas en el mercado Melchor Ocampo. Hasta hace un par de años, el negocio que fundaron registraba mucha actividad, pero con la pandemia las ventas se desplomaron y el precio de los insumos para elaborarlas aumentó significativamente, sin embargo, María del Carmen y su hijo, quienes continúan la tradición, confían en que en la última quincena de este mes mejore la situación económica, pues este colorido y tradicional arte atrae miradas, pues es un referente de alegría en esta temporada.
“Las papelerías incrementaron los insumos con los que fabricamos las tradicionales piñatas, por ejemplo, una caja de cartón, que antes regalaban, ahora la dan en 10 pesos y el periódico cuesta 20 pesos el kilogramo, esto influye en el precio final del producto que vendemos”, agregó en entrevista.
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Mencionó que es consciente de que a toda la población afecta la crisis económica, por lo que durante todo el año han mantenido el precio de las piñatas en 50 pesos, “en otros locales le aumentaron hasta 70 pesos”, añadió la comerciante del mercado Ocampo.
Las figuras que más venden en esta temporada de Navidad son las tradicionales: la estrella de siete y cinco picos, la Nochebuena y figuras de Santa Claus, Renos, muñecos de nieve y el Grinch, entre otras.
Señala que, por el tamaño y la figura, hay piezas que se llevan tiempo para hacerlas, como la de tambor, que se lleva cuatro días de trabajo. A hacerlas dedica parte de su día, generalmente cuando cierra su negocio y va a “descansar”. Agrega que las figuras con picos son tardadas y en que se hagan rápido influye el clima, porque “si está bonito el día, seca rápido el engrudo, si no, hay que esperar más horas”, detalló.
Menciona que la piñata de cartón es la más común y recuerda que anteriormente las hacían con ollas de barro; aunque ya no la piden con mucha frecuencia pues son peligrosas para los niños, todavía las llegan a elaborar. Esas tienen un costo de 100 pesos, pues además de la pieza de barro (que ya son caras), requiere más material para reforzar los cucuruchos, aunque ya pocos las piden porque los niños se descalabran cuando la rompen.
El espíritu navideño en Orizaba decayó
Reconoce que el espíritu navideño entre las familias del valle de Orizaba decayó, porque ya no compran piñatas como antes, sin embargo, tienen fe en que repunten las ventas a partir de que inicien las posadas el próximo jueves 16 y se mantengan hasta el fin de año.
La piñata es milenaria, colorida y de tradición, por sus diferentes formas atrae las miradas, son un detalle que da alegría a las fiestas y posadas, que mide la fuerza, destreza, agilidad y hasta resistencia; gusta a niños y abuelos, y lo mejor de todo, trae consigo dulces, fruta y hasta juguetes.
Para muchas personas, las tradicionales piñatas de siete picos simbolizaban los siete pecados capitales: pereza, envidia, gula, ira, lujuria, avaricia y soberbia; los colores del papel con que se adorna representan las vanidades del mundo y las tentaciones, de manera que romperla es luchar contra todo ello y al hacerlo se obtiene como recompensa la libertad.