Orizaba, Ver.- Desde hace once años dejó de escenificarse la leyenda de la Sirena de Ojo de Agua. Cada 24 de junio asistían familias para escuchar el relato de la leyenda de una bella mujer con cola de pez, que se aparecía a quien cumplía con ciertos lo que le pedía y a cambio le regalaba una bolsa con joyas.
Cuentan que hombres solteros o casados que por alguna causa están cerca, la llegan a ver o escuchar su canto, saben que tienen que alejarse lo más rápido posible hasta llegar a la iglesia más cercana, pues hay quienes aseguran que ya muy entrada la noche se escucha una melodiosa voz que surge de Ojo de Agua.
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¿Qué cuenta la leyenda?
La leyenda dice que quienes la veían quedaban hipnotizados por su hermoso rostro, figura, voz melodiosa y por las riquezas que carga entre las manos en una jícara llena de joyas, que guarda con encantador recelo.
Los hombres que se aventuraban a admirarla y acercarse, caían rendidos a sus encantos, sin pensar lo que sucedería después. La joven se valía de su infinita hermosura para atraerlos y lograr que accedieran a ayudarla.
Sara Victoria, anciana que vive cerca recuerda que sus padres y abuelos le contaban la leyenda de la Sirena de Ojo de Agua, que aparecía justo el día de San Juan (24 de junio), en medio de ese cuerpo de agua que brota de un manantial subterráneo del Cerro de Escamela.
Decían que a veces nadaba en el centro de la laguna y comenzaba a cantar. Su voz era tan hermosa que atraía a quienes caminaban por ahí. Una persona fue hechizada por su voz y respondió a su llamado.
Platica que la sirena se acercó a la orilla y le pidió al joven que la llevara en brazos hasta la iglesia de Santa Gertrudis, ubicada junto al cementerio municipal y como recompensa le daría las joyas que guardaba en un morral.
El hombre, hechizado por su belleza y voz y, también atraído por el regalo que recibiría, hacía lo que le pedía, sin pensarlo. Sólo le puso una condición, que al llevarla no volteara, sólo podía observar al frente, pasara lo que pasara.
La cargó en su espalda pues su peso era ligero, pero conforme se acercaba a la iglesia, la que había escuchado como la melodiosa voz de la joven se transformó en un grito desgarrador y ensordecedor, además de que su cuerpo, que al principio sentía ligero, era una carga tan pesada que no podía sostenerlo.
Eso hizo que volteara a ver a la sirena y se dio cuenta de que la hermosa mujer se había convertido en una horrible criatura.
Los habitantes del Valle de Orizaba, que conocen la leyenda evitan acercarse al Ojo de Agua durante la madrugada del 24 de junio.
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Jóvenes actores hacían la representación ese día, pero con el tiempo se perdió la tradición y, hoy solo queda el recuerdo de la sirena, que hacía ricos a quienes le cumplieran sus deseos.