Orizaba, Ver. - Miedo, ansiedad y angustia, fueron las emociones que la población asistente a la “Primera Gran Caminata Bastón Blanco”, vivió cuando fueron guiados por una ruta marcada en el piso, acompañados de los alumnos de la escuela Fundación Ciegos Roma de la ciudad de Córdoba.
Apoyados de sus bastones, cruzando cuerdas, conos y llantas fue como la población asistente, realizo la actividad dejando su confianza en los alumnos de la fundación antes mencionada y es que la idea central fue generar empatia en la población vidente, “poniéndose” en los zapatos de quienes por razones de nacimiento, enfermedad o accidente, perdieron el sentido de la vista.
Al circuito montado en el Centro Orizaba de Convenciones (Coco), llegó Genoveva Canuto Merino, realizó el circuito a lado de su hijo José Damián Méndez, “me sentí en confianza, ya hemos tenido confianza jugando donde me toco participar y esa vez sentí muchas emociones, pero confíe en él y viceversa”.
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Aunque ella por un momento se puso en el lugar de su hijo, llama a la población en general a que se sumen de estas actividades recreativas y que fomentan la empatía, “sería bueno que más personas "normales” participarán de esto”.
De igual forma, Paola Solís Solís, de 53 años, participó de esta primera actividad a lado de su hija Marisol Luna, “es la primera vez que hacen esta actividad, sentí miedo porque yo la guio a ella y ahora fue al revés”.
Como madre e hija, fue un momento fuerte y al ponerse del lado de su hija “entrando” al mundo que ella diariamente vive, los retos y las enseñanzas que día a día supera pese a la discapacidad visual, le dio a ella como mamá, un motivo para seguir haciendo estas dinámicas y generar en la población en general la empatia que mucho hace falta para las personas con discapacidades.
Aranza Méndez Contreras participó a lado de Francisco, alumno de la fundación antes mencionada, ella refiere que este tipo de actividad le dio nervios y miedo de caerse, sin embargo, confío en el joven y logro culminar el pequeño circuito.
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“No se me dificultó tanto gracias a él, pero me dio muchos nervios, confíe en Francisco y si lo hubiera hecho sola me hubiese costado más trabajo”.
Asimismo, Juan David, acompañó a su abuelito, Juan, a esta actividad, quien hace algunos años perdiera la vista a causa de la diabetes y para el joven, hacer esta dinámica fue generar en su persona otra perspectiva de la vida y lo que su consanguíneo vive diariamente.
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“A mí no me vendaron los ojos, pero al convivir con mi abuelo fue muy bonito y fomenta la empatía y respeto por todas las personas que padecen de alguna discapacidad, aprendí a escucharlo”.
Por su parte, Heriberto Arenas Bravo, Vicepresidente de Enlace institucional, deportivo y social de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) Orizaba, refiere que esta actividad generó sensibilidad en las personas que fueron partícipes, "fue buena la respuesta que recibimos y la intensión es que nos sensibilicemos y que veamos realmente la necesidad de las personas con discapacidad”.
Afirma que mientras no se viva la necesidad de generar espacios de integración para las personas con discapacidad visual, no se acabará la discriminación, por ello, este tipo de actividades generan una forma de presenciar la vida diaria desde la confianza, el respeto, la empatía y el valor de las personas por el hecho de ser.