El nombre es destino, de ahí que propagar nombres de niñas en lenguas originarias mexicanas que habrán de acompañar personajes y fusionarse como identidades acompañando historias de vida, es de celebrarse, por lo que felicita a Carmiña Colomba Castro Vargas por su tenacidad para lograr la publicación de Tehue. Nombres de niña en lenguas indígenas mexicanas.
Sara Ladrón de Guevara, alumna de Carlo Antonio Castro Guevara, destaca que dar a conocer nombres de niñas en lenguas originarias, en estos tiempos de reivindicación, por un lado del valor de las niñas y las mujeres en cualquier ámbito, y por el otro de la resistencia de las lenguas maternas originarias que habrán de posicionarse como estandartes de quienes porten su nombre con el orgullo de su significado, de su sonido y de su origen, es para celebrarse.
Tehue, de Carlo Antonio Castro, Colomba Carmiña Castro y Crescencio García Ramos, posiciona nuestras lenguas originarias dándoles el valor de la personalidad de nuestra hijas, pues el nombre es el elemento de identidad por excelencia.
Señala que suelen ponerse nombres en idiomas ajenos a los niños, muy a menudo en inglés o en otra lengua europea, sin embargo la permanencia de nombres en lenguas originarias han, excepcionalmente, sobrevivido, en México.
Recuerda que cuando era rectora de la Universidad Veracruzana, Carmiña Colomba entró en su oficina con un legajo de dibujos y nombres indígenas de niñas en lenguas indígenas, esfuerzo que resulta en una forma de resistencia, esa que lucha por la permanencia de los saberes tradicionales, de la diversidad de las lenguas maternas; es parte de la resistencia de los pueblos originarios, es la reivindicación de las identidades étnicas diversas, dignas y valiosas, donde la presencia de su padre Carlo Antonio Castro permanece segura y comprometida en la lucha de la supervivencia de las lenguas originarias. Desea que esta obra inspire a los padres al poner un nombre a sus hijas.
Explica que mientras la obra estaba en la editorial de la Universidad Veracruzana, Carmiña Colomba utilizó el tiempo en favor de la obra pues bordó con hilos de colores las imágenes que integran el libro.
El resultado fue tan bueno que entonces se decidió integrar las imágenes de los bordados en lugar de los dibujos a colores que de inicio habían sido propuestos.
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“Las niñas de nombres indígenas se revistieron de vida, los dibujos originales se mantuvieron en los forros de la bella edición que se terminó por presentar en dos volúmenes: uno con las imágenes bordadas y otro como cuaderno para iluminar”.
Señala que los significados de los nombres de niñas son: agua, aire, colibrí, corazón, fresno, luna, luz, nube, oxidiana, rocío, sol, vida y en lenguas son: Dení, Maliyel, Atzin, Itzel, Tonantzin, “y no puedo dejar de pensar en el Carlo Antonio lingüista, antropólogo, políglota, traductor, pero sobre todo en el Carlo Antonio poeta, inspirador de vocaciones, talentos y quehaceres, como éste que compartió con su hija"; muchas de las palabras elegidas como nombres aparecen en sus poesías luminosas.