Boleros, parte de la cultura urbana del Pueblo Mágico de Orizaba, la historia

En medio de obstáculos económicos los boleros del parque Castillo sobreviven, mantienen una ética: hacer que los zapatos queden brillantes

Mayra Figueiras / El Sol de Orizaba

  · miércoles 10 de abril de 2024

En medio de la silla elevada, Oscar guarda la tinta, grasa de colores, cremas, trapos, jabón, brochas y hasta pinceles, además de la fórmula mágica que abrillanta los zapatos / Foto: Mayra Figueiras / El Sol de Orizaba

Orizaba, Ver.- El oficio de bolero es parte de la cultura urbana del Centro Histórico del Pueblo Mágico. Son como psicólogos, si el calzado no está en buenas condiciones, los anima a repararlo, como un doctor que motiva al paciente a curarse si se toma la medicina; o hace cambio de agujetas, para que tengan una mejor imagen.

En medio de la silla elevada, Oscar guarda la tinta, grasa de colores, cremas, trapos, jabón, brochas y hasta pinceles, además de la fórmula mágica que abrillanta los zapatos, sean de hombre o mujer.

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Su jornada comienza a las 10 de la mañana y termina a las seis de la tarde. Platica que cualquier tipo de calzado se limpia y queda como nuevo, sea de fabricación mexicana o china.

¿Cuánto cuesta bolear un par de zapatos en Orizaba?

Comenta que cada lustrador de calzado puede limpiar hasta 10 o 15 pares, por cada uno cobran 30 pesos. Vecinos de alrededor del parque les llevan dos o tres pares, y regresan después de dos horas por ellos.

Se cobra a diario, no hay que esperar hasta la quincena. Ninguno fía, porque los lustradores de calzado van al día.

Una boleada puede durar una semana si está bien hecha, y si es buena, más tiempo. Cada bolero tiene su estilo, a la mayoría le gusta platicar sobre los chismes de la política, más ahora que hay campañas.

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Mientras platica comienza lavando con jabón el calzado, luego del secado viene la grasa, los detalla con tinta y pinceladas precisas y comienza a darles brillo, hasta que rechine el cuero del calzado.

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Sus manos mágicas reciben botas y zapatos empolvados o enlodados, que al terminar del tratamiento quedan brillantes, como nuevos.

En medio de obstáculos económicos los boleros del parque Castillo sobreviven, mantienen una ética: hacer que los zapatos queden brillantes y, la gente se vaya contenta para que regrese pronto; esa es la satisfacción de los lustradores de calzado.

Hasta hace algún tiempo, recuerda, ofrecía a sus clientes, el periódico o revistas para que leyeran mientras lustraban su calzado, no podían faltar pues algunos clientes los pedían; ahora, el celular los sustituyó.