Orizaba, Ver.- El difícil acceso a los servicios de salud que resentía la población antes de la pandemia se agudizó de un modo más evidente durante la contingencia y después de la misma, reconoció el Padre Helkyn Enríquez Báez, vocero de la Diócesis de Orizaba.
Al cuestionarle sobre lo que revela el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que señala que se agravó el acceso a los servicios de salud pública para los mexicanos.
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La experiencia que viven ahora las personas empeoró. Y es que la falta de acceso a un servicio de salud e incluso a la atención de padecimientos graves como el cáncer, tratamiento de diálisis o hemodiálisis es difícil de conseguir.
“Las personas lo van viviendo y sufriendo. Sabemos que la salud es uno de los bienes más preciados que podemos tener los seres humanos y, esto genera otro tipo de problemas o consecuencias”, dijo.
Quienes tienen ciertas posibilidades económicas, apuntó, buscan la atención privada, mermando con ello sus recursos y ahorros.
¿Por qué no todos tienen acceso a la salud?
Consideró que el acceso a la salud tendría que ser un derecho universal, que un verdadero estado preocupado por sus ciudadanos tendría que promover y cuidar su salud evitando hacer uso político de este rubro.
Pero también, dijo, es necesario que la autoridad tenga una dimensión social que favorezca sobre todo a las clases más vulnerables y a las zonas más marginadas. Aseveró que de nada sirve tener clínicas si los ciudadanos no tienen acceso a medicamentos, que deben ser provistos por las mismas.
“De nada sirve tener clínicas si no se tienen los médicos suficientes para atender las necesidades de las comunidades. No basta solo el edificio, sino lo que lo integra internamente como lo es la atención médica, la infraestructura y el medicamento”, concluyó.