Tequila, Ver.- Los médicos y médicas tradicionales indígenas plantean como muchos en todas las culturas: “Lo que se enferma es el alma no el cuerpo, si curamos el alma limpiamos el cuerpo”, afirmó Jairo Guarneros Sosa, promotor de la Casita de la Salud, de la comunidad Moxala.
Agregó que ya está casi listo el proyecto y es posible que en la primera quincena de septiembre entre en funcionamiento, a favor de las familias de la congregación.
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Destacó que cuidar el alma quiere decir ser cálido, lo que significa dar a cada quien su tiempo y ponerle la atención que no se le da al paciente.
Reconoció la situación que viven los trabajadores del sector salud y dijo que pensar que un médico o médica destine una hora a su paciente sólo atenderían a ocho por turno de trabajo; en 10 minutos no se puede. Las personas están enfermas de soledad, necesitan ser escuchadas, saber que hay alguien que se preocupa por ellos.
“Si se les pone atención en esta vida tan enajenada, tan rápida, la gente se siente muy sola y empieza a somatizar esa soledad y necesitan ponerles atención, eso es lo que no se da en el sistema de salud; lo que se busca es recuperar en las comunidades ese trato”, recordó que, por ejemplo, las parteras eran las matronas del pueblo, era a quien más caso le hacían porque tenía el don y respeto por traer la vida, abundó.
Lo que se busca no solo es preparar la pomada, las gotas, el jarabe, sino tener la actitud de cercanía que los médicos tradicionales tienen dentro de la comunidad. El objetivo se concreta en el rescate de la medicina tradicional sobre todo la herbolaria, que es también es involucrarse en el cuidado del medio ambiente.
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“Es necesario una revalorización de sus saberes y de su entorno, también buscar y dar una respuesta a situaciones de enfermedad, que no necesariamente obligan a acudir ante un Centro de Salud que está muy lejos, que, además, no tiene medicamentos”, explicó.
¿Qué es la Casita de Salud?
En la Casita de Salud ofrecerán a la población de la región una posibilidad de recibir un servicio cuando lo necesitan, a través de algunos preparados que las mujeres del colectivo han aprendido a hacer y, que tengan acceso a ellos. No es únicamente un centro de medicina herbolaria, sino también dará la posibilidad de ir poco a poco ofreciendo medicamentos alópatas, que se puedan conseguir, para que sea un servicio más para la comunidad donde están, detalló.
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Comentó el saber de las parteras que siguen ejerciendo su actividad en muchas comunidades no es tomado en cuenta o es sujeto de burlas por parte de algunos que trabajan en el sector salud.
“Queremos rescatar el conocimiento, para darle el valor que tienen. No queremos suplir la medicina alópata, esa no es la intención; pero sí decirles que hay una forma alternativa de curarse en las zonas indígenas, que es tan válida como las que ejercen e impulsan los médicos”, revela.
Sostuvo que el conocimiento ancestral que ellas tienen lo fortalecen y complementan con el que les proporcionan los médicos y enfermeros, que las capacitan.
“Con ellas lo que se pretende es llevar a cabo es lo que a muchas enfermeras y médicos les falta que, así sean sobadoras, parteras, hueseros: un trato hacia el paciente, totalmente humano, cercano fraternal; eso genera mucha confianza con los indígenas de las comunidades”, apuntó.