Orizaba, Ver.- En la ciudad existen dos tipos de lustradores de calzado: el que tiene un cajón donde guarda sus utensilios de trabajo y con él recorre bares, oficinas y dependencias de gobierno; y Joaquín, conocido como “El mil usos”, quien tiene su puesto fijo con silla y parasol en el parque de la Concordia.
“La situación económica se refleja en la falta de clientes, unas veces caen tres y otras, cinco al día”, relata. A pesar de no tener estudios no se le cierran las puertas. Recuerda que ha trabajado como “viene, viene” en las calles, cuidando autos o lavándolos; fue empleado de limpieza en la oficina de Hacienda del Estado, pero hace 10 años lo despidieron.
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Al parque de La Concordia llegan a lustrarse los zapatos desde estudiantes, maestros, médicos, amas de casa, hasta pensionados. Dice que con esfuerzos logró adquirir el equipo completo donde el cliente se sienta, “y mientras disfruta del panorama, le limpio el calzado”, señala mientras sonríe.
¿Cuánto cuesta una boleada de zapatos?
Su oficio no es muy lucrativo, apenas si obtiene lo necesario para sobrevivir. Una boleada sencilla vale 20 y 25 pesos si es con tinta, si hay que cambiar de color el calzado el servicio oscila entre los 30 y 50 pesos.
“Yo gasto 50 pesos diarios en pura comida, compro unos tacos de canasta y un vaso de agua de limón”, agrega.
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Cuando no llegan clientes sale a tocar puertas en los alrededores para preguntar a los vecinos si necesitan que les limpie los zapatos. “Hay que buscarle para sacar para la papa y para pagar el gas y la luz porque eso no lo perdonan”, dice.
¿Cómo consigue ingresos un lustrador de zapatos?
Joaquín ha notado que son menos las personas que recurren a los lustradores y supone que es debido a que la gente compra zapatos hechos en China y por ser más baratos ya no se preocupan por su limpieza. Eso, o el aumento en el uso de tenis es lo que imposibilita una lustrada.
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Por eso ha transformado sus servicios y ofrece también champú para tenis. “Así subsisto. Lo más importante para mí es que el trabajo quede bien hecho, que la gente se vaya contenta”, concluye.