Orizaba, Ver.- La realidad de violencia que afecta a todos los sectores debe interpelar desde la fe, que invita a buscar al interior del propio corazón, de las familias, de la misma cultura, de las políticas públicas, qué es lo que se tiene que cambiar, afirmó el vocero de la Diócesis de Orizaba, Helkyn Enríquez Báez.
¿Qué es lo que tenemos que cambiar?
Dijo que es necesario buscar al interior del corazón propio qué es lo que se tiene que cambiar, al interior de las familias formar en valores humanos y para quienes son cristianos los valores que brotan del seguimiento de Cristo, como el amor, la solidaridad, la reconciliación y conversión.
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“Tenemos que buscar al interior de nuestra cultura que todavía está impregnada de machismo, violencia y que genera respuestas de parte de otros sectores. Debemos revisar al interior de las políticas públicas, que hoy, más que una verdadera equidad de género están promoviendo solamente una ideología de género y no el respeto a las mujeres, su reivindicación en la sociedad”.
Se debe revisar también, remarcó, el modo cómo se comunica, pues algunos medios pareciera ya no haber pudor ni respeto por algunas imágenes de violencia, que anteriormente se ocultaban, no solo para no herir la sensibilidad pública, sino también por la persona víctima.
Hoy, cuando se expone sin pudor ni discreción algunos casos se genera más violencia. “Tendríamos que revisar el modo como estamos viendo estas realidades, que muchas veces hasta que no nos afecta no reaccionamos”.
Habría que ver, destacó, como sociedad qué es lo que estamos pidiendo a los gobernantes y vigilar que se cumpla. Más seguridad, más desarrollo, combate a la violencia, prevención de la misma.
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Esta, dijo, es una realidad que toca muchas aristas y toca, no solo a las autoridades competentes atender, si no hay habitantes civilizados, educados, formados en valores.
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Es de las mismas familias, de la misma sociedad de donde sale el problema y, es ahí donde tenemos que revisar qué es lo que nos está haciendo falta, que seguramente es la formación en valores humanos, que se quitó en las escuelas.
“Es recordar la dimensión espiritual que todos tenemos, incluso quienes no son cristianos y buscan algo espiritual, que es lo que nos va conduciendo a la paz y a la reconciliación”, concluyó.