Xalapa, Ver. Veracruz se ha convertido en uno de los siete estados más peligrosos para las niñas y adolescentes menores de 18 años, al sumar una de las mayores cifras de feminicidios y homicidios intencionales registrados en el país, en los últimos ocho años.

El reciente informe del Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República documenta que el país tiene un registro de 2 mil 166 asesinatos de niñas y adolescentes (NyA) menores de edad, de los cuales cerca de la mitad de crímenes han ocurrido en el Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Chihuahua, Veracruz y Zacatecas.

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Al sumar los feminicidios y los homicidios intencionales, se puede observar que el 49 por ciento de los crímenes ocurrieron en siete entidades federativas, siendo los más peligrosos por el número de casos: el Estado México (14.0 por ciento), Guanajuato (7.6 por ciento), Jalisco (6.5 por ciento), Michoacán (6.1 por ciento), Chihuahua (5.7 por ciento), Veracruz (4.6 por ciento) y Zacatecas (4.5 por ciento).

“En términos absolutos esta cifra se traduce en el asesinato de 1,157 niñas y adolescentes”, revela el estudio a cargo de la investigadora del IBD, Irma Kánter Coronel.

Al respecto, el informe considera que estos crímenes representan un tema por demás fuerte y desgarrador que desafortunadamente se ha convertido en una tragedia social y familiar que aún no tiene fin, pues las estadísticas oficiales muestran que los feminicidios y homicidios intencionales de niñas y adolescentes en México se han incrementado sistemáticamente.

Además, destaca, los feminicidios de niñas y adolescentes (NyA) quedan invisibilizados, silenciados y negados, salvo en los casos que se han mediatizado y cimbrado a la sociedad.

Las cifras de asesinatos por razones de género

Durante el periodo 2015-2022, el estado de Veracruz ha acumulado 100 crímenes de niñas y adolescentes menores de edad, de los cuales 58 fueron clasificados como feminicidios y 42 homicidios intencionales.

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La investigación indica que los riesgos que enfrentan las niñas y adolescentes varían de acuerdo con el espacio y/o contexto de residencia. Los datos analizados refieren que durante el periodo citado, cerca de la mitad de los feminicidios de NyA menores de 18 años ocurrieron en seis entidades del país: en primer lugar, el Estado de México, con 17.3 por ciento de los casos, le siguen, en orden de gravedad, Veracruz con 8.7 por ciento, Jalisco con 7.3 por ciento, Chiapas con 6.0 por ciento, Nuevo León con 5.8 por ciento, y Puebla con 4.2 por ciento.

El estudio revela que estas entidades federativas se caracterizan por distintos niveles de bienestar y seguridad, pero que tienen en común altos niveles de violencia de género, sobre todo, infantil y adolescente.

En el caso particular de Chiapas, es uno de los estados más pobre del país, con altos índices de población indígena y con importantes flujos de población migrante tanto adulta de menores sin acompañantes que atraviesa el estado con la intención de llegar a la frontera Norte de México.

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En el extremo opuesto, es decir, los estados más seguros o menos violentos para la vida de las niñas y adolescentes menores de 18 años son Querétaro, Campeche, Aguascalientes, Colima , Tamaulipas, Tlaxcala y Yucatán.Por otra parte, el análisis de los datos oficiales muestra un incremento de 90 por ciento en los asesinatos por razones de género de NyA al pasar de 90 feminicidios en 2015 a 95 en 2022.

Los años más violentos para las NyA corresponden a 2020 y 2021, ya que en plena pandemia de Covid-19 por lo menos 115 y 111 niñas y adolescentes menores de 18 años, respectivamente, fueron asesinadas por razones de género, en muchos casos, por alguien de su propia de su familia y/o entorno cercano (tío, hermano, padre, padrastro, vecino y/o conocido) .

El análisis de los datos oficiales sobre feminicidios y homicidios intencionales publicados por el SESNSP, muestran que entre 2015 y 2022 se produjeron 27 mil 133 asesinatos de mujeres y niñas.

De estos asesinatos, 6 mil 689 que representan 25% corresponden a feminicidios y 20 mil 444, es decir, 75% fueron registrados como homicidios intencionales.

Lo que se traduce en que sólo uno de cada cinco crímenes cometidos contra niñas, adolescentes y mujeres se clasificaron e investigaron como feminicidios.

¿Qué dicen los estudios sobre los feminicidios?

El informe del IBD señala que una de las grandes limitantes de los datos oficiales es que no permiten conocer el contexto donde se producen los feminicidios y tampoco la cadena de violencia de género que los precede

El nuevo informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) y de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), publicado en 2022 afirma que, los asesinatos de mujeres y niñas por razones de género, que en México se han tipificado en el Código Penal Federal como feminicidio, “…suelen producirse después de otras experiencias previas de abuso físico, sexual o emocional” y constituye “...el punto final de un continuo de formas múltiples, sobrepuestas e interconectadas de violencia de género”.

Los resultados de un estudio realizado por el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM) en 12 países de América Latina y el Caribe, encuentran también que hay una interrelación entre los distintos tipos de violencia de género que las niñas y las adolescentes experimentan de manera permanente y cotidiana, tanto en sus propias casas, como en las calles y en la escuela.

El informe del IBD destaca que “las prácticas culturales nocivas y los silencios cómplices en los diferentes espacios o ámbitos reproducen la violencia sexual contra las menores de edad, un grupo de la población por demás vulnerable e indefenso.”

Esta violencia, generalmente, ha estado invisibilizada y silenciada, lo que lleva al asesinato de las menores de edad y a la impunidad que es una constante en los 12 países que comprende la investigación.

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Las expertas reconocen que para muchas niñas y adolescentes no hay un lugar seguro donde refugiarse y protegerse, sobre todo cuando sufren de violencia sexual en el ámbito privado, debido a que su agresor es parte la vida cotidiana, lo que explica que la mayoría de los feminicidios de menores de edad sean perpetrados por un familiar, un conocido y/o vecino.

También refieren que la violencia sexual, y los feminicidios de niñas y adolescentes a menudo están vinculados con otras formas de violencia, en particular con la desaparición y trata de personas.

En casi todos los países estudiados no hay registros oficiales sobre el perfil del victimario. Tampoco existen registros ni se investiga la violencia previa que experimentaron las niñas y adolescentes antes de ser asesinadas, por lo tanto, la violencia sexual previa al feminicidio es difícil de demostrar.