"Que me alcance la vida para encontrar a mi hijo": padre de joven secuestrado

Edgar Isaías Aguirre Alvarado tenía un taller de cristales y aluminio cuando fue secuestrado

Mayra Figueiras | El Sol de Orizaba

  · lunes 29 de agosto de 2022

Edgar Isaías Aguirre Alvarado tenía un taller de cristales y aluminio cuando fue secuestrado | Foto: Cortesía | Norma Alvarado

Orizaba, Ver.- Desde hace tres años, la vida de la familia Aguirre Alvarado cambió abruptamente al desaparecer Edgar Isaías, el menor de sus integrantes. Desde el 18 de mayo de 2019 sus padres y hermanas lo buscan en cerros, barrancas y fosas clandestinas.

Norma Alvarado Ramos, mamá de Edgar recuerda que su hijo tenía un taller de cristales y aluminio donde hacía cancelería, jugaba futbol los domingos; era un chico alegre, bromista, emprendedor y de sentimientos nobles. “Cuando veía sufrir a alguien él también sufría y trataba de ayudar en la medida de sus posibilidades”. Son una familia muégano porque cuando uno tiene un problema todos se apoyan.

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Con voz entrecortada recuerda que el 18 de mayo de 2019 llegó una de sus hijas, una nieta y luego su hija mayor; “le pregunté qué le había pasado y me dijo que la noche del sábado habían secuestrado a mi hijo. Le hablaron a su pareja pidiéndole una cantidad de dinero y que teníamos que reunirla porque si no, lo iban a matar. Entre todos juntamos el dinero como pudimos, se dio y nos dijeron que en una hora nos hablarían para decirnos dónde lo encontraríamos, pero ya era lunes y no llegaba”.

En ese momento, recuerda, todo desencajó, todo perdió sentido, todo fue una locura y todo cambió.

Pusieron la denuncia y les dijeron que comenzarían la búsqueda inmediata, pero este 18 de mayo del 2022 se cumplieron tres años y aún no sabe nada de su hijo. Vivir así ha sido muy difícil, a veces se pierde la esperanza.

Se acabaron las fiestas, las alegrías duran solo unos minutos

Con la desaparición de Edgar se acabaron todos los festejos. La Navidad ya no se celebra porque es inevitable no sentir el dolor de su ausencia; en los cumpleaños sólo se limitan a cortar el pastel, pero el momento pasa rápido pues se mantiene presente su ausencia; de la alegría pasan inmediatamente a la tristeza.

No saber de él les afectó también en la salud de sus papás, “vivimos con angustia, estrés; mi esposo es una persona mayor y se ha visto afectado por los nervios, anímicamente estamos tristes, acabados, cansados, estamos luchando para sobrevivir hasta encontrarlo”, señala.

¿Qué sienten los colectivos cuando encuentran cuerpos en una fosa clandestina?


Señala que acercarse al Colectivo de Familias Desaparecidos Orizaba-Córdoba y le ha dado la oportunidad de salir a buscar a su hijo. Cuando encuentran otros cuerpos, cuando tienen la fortuna de encontrar a otras personas les da gusto y satisfacción, pero también les llega la desesperanza cuando encuentran y encuentran y, se preguntan ¿el mío cuándo?

Edgar Isaías Aguirre Alvarado tenía un taller de cristales y aluminio cuando fue secuestrado | Foto: Cortesía | Norma Alvarado

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La familia de Edgar Isaías como la de cientos de personas desaparecidas viven con la esperanza de que estén vivos y regresen por su propio pie. “Yo espero que mi hijo dé por terminada esta pesadilla y entre a la casa por su propio pie y me diga: ‘mamá, ya vine’; pero también hay desesperanza cuando pasa el tiempo y no sucede ni una cosa ni otra. Pensamos y rogamos al ser en quien creemos, que nos devuelva a nuestro hijo o que nos permita verlo una vez más, sea vivo o sin vida”.

Relata que cuando ven en las fosas clandestinas la situación tan terrible en que se encuentran los restos, piden al Señor que no sea su hijo, porque no se quiere imaginar lo que sufrió si ya no está aquí. Son sentimientos encontrados, sí quiere encontrarlo, pero no así; esa es una tortura latente siempre.

¿Qué sentimiento experimenta un padre que busca a su hijo desaparecido?

Cada día Norma y su esposo se levantan con ánimo para encontrarlo, salen de su casa y nos aferramos a lo que se puede, que es su foto. Al salir le digo: ‘Hijo, ya me voy, ayúdame a encontrarte, manifiéstate de alguna forma, concéntrate en tu ser y ayúdame a que te encuentre. A donde voy tírame, jálame, haz lo que sea para que te vea, para que te encuentre’”. Ese es su día a día, luchan para encontrarlo y vuelven tristes, sin él.

En estos tres años han ido a buscarlo a cerros, laderas, lugares solitarios, a veces de alto riesgo, peligrosos por el tipo de terreno, pedregoso, enyerbado; pero la fuerza del amor a los hijos los hace vencer todos esos obstáculos.

“Tengo 53 años, mi esposo tiene 77 años y lo veo muy acabado, muy cansado; sin embargo, él sube los cerros con esfuerzo porque le duele su rodilla, pero pide que le alcance la vida para encontrar a nuestro hijo”.

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Así son los días de la familia Aguirre Alvarado, difíciles, grises, a veces cortos pues quieren que tenga más horas para seguir buscando, otras, largos y siempre dolorosos. Vivir cuando desaparece uno de nuestros seres queridos, un hijo, hermano, esposo; es terrible, causa mucho daño, pero “Porque la lucha por un hijo no termina y una madre nunca olvida, hasta encontrarlos”.