Orizaba, Ver.- Parroquias y la comunidad de los municipios que fueron afectados por las barrancadas el pasado fin de semana se organizan para ayudar a las familias que resultaron damnificadas por los deslaves en Tlilapan y Huiloapan.
El padre Helkyn Enríquez Báez, vocero de la Diócesis de Orizaba envió un mensaje de solidaridad de parte del Obispo Eduardo Cervantes Merino a las personas que atraviesan por ese momento difícil.
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“Sabemos lo que significa a nivel familiar la pérdida de patrimonio, en algunos casos de toda la casa, enseres domésticos, pertenencias, documentos”.
Dijo que se espera que, como se ha hecho en otros momentos, la sociedad y las comunidades se solidaricen. Sabe, apuntó, que las parroquias en cada una de esas zonas se han ido organizando con la comunidad para ayudar a las familias que han sido afectadas por los deslaves.
¿Dónde se encuentran las parroquias que están ayudando?
Algunas de estas parroquias, específicamente en Huiloapan, agregó, se habilitó un comedor para dar a los voluntarios y a los damnificados el alimento necesario. “Se van estableciendo medidas de apoyo con alimentos, herramientas y las ayudas que se necesitan".
Por otra parte, sobre la atención y ayuda que debiera fluir de parte del gobierno hacia los damnificados, dijo que lamentablemente desde la experiencia que se tuvo con los incendios, que provocaron deforestación y deslaves, “nos dimos cuenta de que la acción que se esperaba no siempre fue inmediata”.
Con los deslaves se ha visto que sí hay atención de parte de algunas de las instituciones gubernamentales, pero pudieran realizarse de modo más efectivo y más rápido para prevenir las afectaciones.
Y es que, apuntó, hay instituciones que se encargan de eso, de prevenir y, otras, de atender los desastres y las emergencias.
Consideró que la desaparición de fondos o fideicomisos como en Fonden (Fondo de Desastres Naturales) sí afectan a la población, porque no recibe la ayuda de modo eficaz, inmediata y oportuna como se esperaría en una situación donde el patrimonio, la seguridad e integridad de las personas está en juego.
“Es cierto que se ha querido purificar algunos institutos, fondos, fideicomisos, de algún acto de corrupción, pero lamentablemente no es desapareciéndolos como se quita la corrupción, sino con una vigilancia y fiscalización”, concluyó.