/ domingo 30 de diciembre de 2018

Tala inmoderada ha traído escasez de agua, muerte de flora y fauna

Efectos negativos ante la pérdida de árboles en el Pico de Orizaba y Cofre de Perote; ambas en la lista de montañas más altas de México

La erosión, pérdida de fauna, arrastre de suelos, reducción del secuestro de carbono, cambios de clima, pero sobre todo la disminución de mantos acuíferos fundamentales son los principales efectos que ha traído consigo la pérdida de árboles en el Pico de Orizaba y Cofre de Perote, consideradas como número uno y ocho –respectivamente- en la lista de montañas más altas de México.

Grupos ambientalistas advierten que, de continuar a los niveles actuales la devastación del Pico de Orizaba y Cofre de Perote, para 2037 el interior de los polígonos de ambos parques podría quedar totalmente descubiertos de vegetación, y de esa forma tan dramática se podrían cumplir los primer cien años como Parques Nacionales, luego de que fueran decretados en 1937 por el ex Presidente Lázaro Cárdenas del Río.

En contra parte, autoridades detallan que se requieren de al menos 20 años para que los renuevos de árboles sembrados en los últimos años tanto en el Pico de Orizaba como en el Cofre de Perote se conviertan en un bosque visible desde los satélites. Esto siempre y cuando se controlen de manera definitiva los impactos que generan el libre pastoreo y la tala clandestina en las zonas.

Por ello científicos, ambientalistas y autoridades federales advierten que se está en un momento decisivo para la atención de la emergencia forestal antes de que sea irreversible el daño.


EFECTOS NEGATIVOS YA SE SIENTEN

Héctor Narave Flores, catedrático e investigador de la facultad de Biología de la Universidad Veracruzana aseguró que las consecuencias ambientales de la deforestación de dos de las áreas naturales protegidas de Veracruz ya son evidentes. La falta de agua que viven ciudades como Xalapa además del incremento de los niveles de temperatura y la presencia de lluvias torrenciales en varios municipios de la entidad son algunos de los resultados más tangibles de la emergencia.

“La tala no es una cosa romántica que solo implique que se ve feo, no.Es el impacto fuerte que nos trae. Lo venimos diciendo desde hace décadas, nos estamos quedando sin agua. Xalapa ya tiene graves problemas de escasez y el agua se está trayendo de Puebla, eso no puede permitirse más”, dijo.

El especialista, quien lleva más de tres décadas estudiando ambos parques nacionales, explicó que los bosques fungen como amortiguadores de lluvias, huracanes y ondas de frío y calor por lo que, al desaparecer, las ciudades quedan indefensas a estos fenómenos. “Ambas montañas han sido sometidas históricamente a presiones muy fuerte, lo que ha provocado que la barrera que tenían sea cada vez más endeble”.

En ese sentido, el presidente del Consejo Intermunicipal de Ambientalistas A.C, Graciano Illescas Téllez detalló que la extracción de madera de ambas montañas comenzó a realizarse de manera incontrolable a principios del siglo pasado, en 1900 con el desarrollo industrial, sin embargo, logró estabilizarse en 1937 cuando el expresidente Lázaro Cárdenas decretó Parques Nacionales a ambas montañas y se comenzaron a crear programas ambientales a sus alrededores.

Y aunque este proyecto significó la desaceleración del ritmo de tala, en la última década este problema se ha intensificado en ambas regiones debido a la clandestinidad que prevalece en las actividades de aprovechamiento de madera. “Hace una década logró estabilizarse en el Cofre de Perote, pero en años recientes se ha intensificado la tala clandestina de distintas formas ya sea a través del robo de madera o el tráfico de los permisos otorgados a las comunidades (…) en el Pico de Orizaba el problema es tremendamente mayor por estar alejado de la capital y aquí la tala es intensa y sobre todo en las partes del estado de Veracruz”, indicó.

EN RIESGO 20 MUNICIPIOS

Con la pérdida de más de 10 mil hectáreas de bosque y el 72 por ciento de la superficie del estado transformada para usos agropecuarios y urbanos, el estado de Veracruz es altamente vulnerable al cambio climático, y su riqueza se encuentra en grave riesgo siendo uno de los ecosistemas más sensibles el bosque mesófilo de montaña.

La Universidad Veracruzana, máxima casa de estudios en la entidad, ha proyectado que se puede esperar que las sequías previstas al norte del estado e inundaciones en el sur, ocasionen que la población rural pierda entre un 12 y 35 por ciento de su ingreso per cápita. Y como consecuencia de estas sequías e inundaciones, se verán afectados sectores importantes como el agrícola, el ganadero y la pesca.

Así mismo, dado los incrementos en temperatura, se esperaría un aumento en los requerimientos energéticos de alrededor de 43 por ciento para el 2080 en zonas costeras y para climatización de edificios.

Por ello, en términos de impactos económicos por desastres asociados al cambio climático, Veracruz y Oaxaca presenta las mayores pérdidas a nivel nacional por inundaciones, con un rango de $ 691 a $1,814 millones de pesos, según lo proyectado por la SEMARNAT en 2014.

En cuanto a municipios vulnerables a los impactos del cambio climático, Veracruz se encuentra entre las 13 entidades federativas con mayor cantidad de municipios vulnerables con 20 municipios: Atzalan, Catemaco, Coatzacoalcos, Córdoba, Filomeno Mata, Hueyapan de Ocampo, Ilamatlán, Ixhuatlán de Madero, Ixhuatlán del Café, Mecatlán, Omealca, Pajapan, San Andrés Tuxtla, Tehuipango, Texcatepec, Tezonapa, Tlapacoyan, Uxpanapa, Zongolica y Zozocolco de Hidalgo.

“Veracruz presenta alta y muy alta vulnerabilidad al cambio climático pues los municipios afectados tienen cierta degradación en sus recursos, ya sea por tala ilegal, incendios, plagas y enfermedades, pérdida de biodiversidad y contaminación del agua”, señalan ambientalistas y científicos veracruzanos a través de la Iniciativa Ciudadana por una Agenda Ambiental para Veracruz.

Advierten además que la población más vulnerable son los grupos indígenas y la población en pobreza alimentaria quienes se verán enormemente afectados. “La entidad necesita elevar la calidad de vida de la sociedad, así como incentivar la cadena productiva primaria, que se encuentra expuesta a los efectos del cambio climático y disminuye la capacidad adaptativa de la entidad”, apuntan.

DECENAS DE MUNICIPIOS SIN AGUA

De continuar con la deforestación, alertaron los biólogos, las consecuencias serían desastrosas para Veracruz ya que al menos tres millones de veracruzanos dependen de manera directa de los servicios ambientales de ambas montañas: dos millones del Pico de Orizaba y uno del Cofre de Perote.

El Parque Nacional Pico de Orizaba se encuentra ubicado en territorio de los estados de Puebla y Veracruz, en el límite Este del Eje Neovolcánico Transversal y es considerado como una importante área de captación para la recarga de acuíferos y el mantenimiento de la red hidrológica superficial de una de las cuencas más importantes en el país, la del Papaloapan Cifras oficiales apuntan que esta montaña tiene una gran capacidad de producción hídrica, aportando casi dos millones de metros cúbicos de agua anuales. Por ello, es la principal fuente de abastecimiento de agua de numerosas comunidades en por lo menos 25 municipios veracruzanos y seis municipios poblanos que dependen directamente de ella.

De esta forma, la montaña más alta del país abastece de agua a municipios como Orizaba, Córdoba, Ciudad Mendoza, Ciudad Cerdán (Puebla) de manera directa y más abajo, a municipios como Boca del Río, Veracruz, Medellín y Jamapa porque estos municipios toman agua del Río Jamapa que nace en el Pico de Orizaba.

Por su parte, el Cofre de Perote es cuna de seis cuencas hidrológicas de importancia para Veracruz y Puebla: Bobos-Nautla, Jalapa-Coatepec, Actopan, río Antigua, Perote- Zayaleta y Libres-Puebla. La cuenca Jalapa-Coatepec abarca totalmente los municipios Coatepec, Tlalnelhuayocan y Banderilla y parcialmente los municipios Xico, Teocelo, Emiliano Zapata, Acajete, Xalapa, Rafael Lucio, Perote, Las Vigas de Ramírez, Jilotepec, Actopan, Jalcomulco y Tlaltetela mientras que la cuenca Perote- Zayaleta que comprende casi en su totalidad los municipios Perote, Jalacingo y Villa Aldama y parcialmente los municipios Ayahualulco, Atotonga y Xico; así como porciones menores de Las Vigas de Ramírez, Atzalán y Las Minas.

Propietario de un complejo de alojamientos a 3 mil 400 metros sobre el nivel del mar, el empresario Martín Moreno Rojas, ha pasado los últimos 25 años al pie de la montaña más alta de México. En ese tiempo, ha sido testigo no solo de la desaparición de miles de hectáreas de árboles sino también de las repercusiones naturales que esto ha tenido. “Los manantiales de allá abajo se están secando porque aquí arriba ya no hay la captación de agua”, dijo.

Indicó que cada vez el sistema de tuberías que abastecen de agua a todo el valle sube más hacia la montaña provocando a su vez que las localidades del municipio de La perla tengan que entregar su agua a la zona conurbada Orizaba- Córdoba que la reclama. “Están viniendo aquí arriba a llevarse la poca agua que queda y eso es grave”.

Detalló que, aunque carece de formación en biología, la observación de dos décadas y media le dan la certeza de que la captación de agua es el principal servicio que realizan los árboles de pino y oyamel que comprenden el bosque del Pico de Orizaba. Por lo que, al faltar, las cuencas se están secando. “Las gotas de lluvia son atrapadas por el árbol y se deslizan por el tronco hasta llegar al suelo y formar una capa que después comienza a escurrir en forma de manantiales y cuencas. Actualmente no hay casi árboles y los que hay son muy pequeños y no pueden atrapar el agua suficiente”.

No solo la falta de agua ha sido reflejo de la deforestación del Pico de Orizaba sino también ha modificado las condiciones climáticas en la cima. Hoy es casi imposible determinar el inicio y conclusión de las épocas de calor, lluvia, frío y nevadas en las faldas ya que las estaciones se han mezclado. “Tiene tres años que no nos nieva, pero ha caído nieve en septiembre. Antes arriba de los 4 mil metros no se veían las lluvias torrenciales que ya caen.

Ahora el calor es más intenso y los fríos más secos y todo eso se lo tribuimos a la modificación del entorno de aquí arriba”, dijo.


CONCLUYÓ LA REFORESTACIÓN

Ante la emergencia, la autoridad ha implementado una estrategia de remediación del daño mediante la reforestación de millones de pinos en la zona, sin embargo, de acuerdo a los pobladores esta no ha sido suficiente para amortiguar el grave daño. Y es que, del porcentaje de árboles destinados a la reforestación una parte se queda almacenada en viveros o son abandonados en los terrenos en los que debían plantarse. Algunos otros más no lograrán acoplarse a su nuevo espacio y morirán “quemados” en la montaña. Otros más serán pisados o maltratados por talamontes, ganado, turistas o pobladores por lo que solo una mínima parte tendrá la posibilidad de formar un nuevo bosque.

De acuerdo a los datos de la Comisión de Nacional de Áreas Naturales Protegidas, 5 millones de árboles jóvenes -de entre 4 a 7 años- ya se han adaptado a su nuevo entorno lo que otorga una garantía de que el bosque se va a recuperar. Sin embargo, se requieren de al menos 20 años para que los árboles crezcan lo suficiente como para ser visibles en los satélites, esto siempre y cuando se controlen los impactos negativos que actualmente existen.

Luis Raúl Álvarez Oseguera, director del Parque Nacional Pico de Orizaba y Parque Nacional Cofre de Perote detalló que solo eliminando el libre pastoreo y la tala clandestina podrán lograrse estadísticas favorables y se estará en condiciones de destinar los parques para lo que son: para esparcimiento, investigación y el control o reducción de la vulnerabilidad ambiental.

“Ya no hay espacios para reforestar. Todo lo que había que atender en materia de restauración ambiental ya fue atendido y los esfuerzos gubernamentales culminaron con éxito. Ahora lo que necesitamos es darle tiempo al bosque para que se recupere, necesitamos disminuir los impactos negativos como los fuegos, la tala o las incursiones desordenadas de cacería hacia estas montañas”, aclaró.

En ese sentido, reconoció que el tener las partes altas de las cuencas forestadas es fundamental para detener impactos de huracanes y lluvias torrenciales, así como para detener los suelos y sobre todo para tener agua para tres millones de personas, uno que dependen del Cofre de Perote y dos millones del Pico de Orizaba.

Sin embargo, el coordinador de la Iniciativa Ciudadana Ambiental Veracruz asegura que los esfuerzos de las autoridades no han sido suficientes. Y es que, los viveros de Oxtlapa en Xico y El Berro en Mariano Escobedo fueron abandonados a su suerte hace ya varios sexenios por el gobierno del estado, en tanto que los ayuntamientos no han mostrado un verdadero compromiso hacia el cuidado ambiental, argumentando tanto el gobierno estatal saliente como los municipales, que la conservación de los parques es competencia federal.

Esto, dijo, habla de una visión “limitada y egoísta”, sin valorar que los beneficios de los servicios ambientales son decenas de localidades de la entidad.

AGENDA AMBIENTAL PARA VERACRUZ

En medio de esta crisis, los ambientalistas veracruzanos se dijeron confiados en que las nuevas autoridades tengan una mejor coordinación institucional y que los trabajos de reforestación y vigilancia de los parques nacionales puedan poner fin a la tala para el aprovechamiento ilegal de la madera o el cambio de uso de suelo.

En la búsqueda de soluciones, fue constituida la Iniciativa Ciudadana por una Agenda Ambiental para Veracruz con un comité promotor y editorial conformado por Graciano Illescas Téllez, del Consejo Intermunicipal de Ambientalistas AC; Héctor Narave Flores, académico de la Facultad de Biología de la UV; Helio García Campos, de EcoDiálogos UV; Héctor Hernández Andrade, arboricultor; José Quinto Carreón, del Instituto Tecnológico Superior de Perote; José Rangel Sánchez, Consultor Ambiental TECCSA así como Isabel García Coll, de Planeación, Desarrollo y Recuperación Ambiental, S.C. (Pladeyra); Patricia Moreno Casasola, Investigadora en el INECOL y Beatriz Del Valle Cárdenas, del Fondo Golfo de México.

Apoyados por más de 80 colaboradores más entre los que se encuentran autoridades municipales, estatales y federales; investigadores de la UNAM, UV, Instituto Tecnológico Superior de Perote, Colegio de Ingenieros Forestales, Instituto Tecnológico de Orizaba, INECOL, así como integrantes de organizaciones ambientalistas, empresarios y pobladores de las zonas; la agenda ambiental fue puesta a disposición del nuevo gobierno federal y de la opinión pública “para respaldar una toma de decisiones más integral dentro del próximo ejercicio de gobierno, que facilite nuestro camino hacia el desarrollo sustentable, es decir, el que armoniza el progreso económico, el bienestar social y la conservación ambiental”.

En los planteamientos de dicha agenda para el rubro de manejo integral forestal se encuentra la implantación de un modelo de desarrollo forestal sustentable, basado en la diversidad local y bajo esquemas de manejo comunitario; el diseño de una estrategia estatal de restauración; la revisión de los programas de pago por servicios ambientales que incluya la ampliación del presupuesto para conservar la biodiversidad y articularlos al fomento de actividades productivas de mediano y largo plazo, al tiempo que se simplifican sus reglas de operación y por último la revisión y mejoramiento de la regulación de los aprovechamientos forestales y establecer una estrategia integral contra la ilegalidad forestal.

“Es importante por ello que el nuevo gobierno de Veracruz y los ayuntamientos hagan sinergia y concurrencia con la federación, en una suma concertada de esfuerzos para la recuperación de las zonas boscosas no sólo de los parques nacionales, sino proteger y expandir todos los relictos forestales que quedan en Veracruz, la segunda entidad más deforestada de México, pues más del 81 % de las selvas y bosques en la entidad están ya destruidas”, concluyó Illescas Téllez.

La erosión, pérdida de fauna, arrastre de suelos, reducción del secuestro de carbono, cambios de clima, pero sobre todo la disminución de mantos acuíferos fundamentales son los principales efectos que ha traído consigo la pérdida de árboles en el Pico de Orizaba y Cofre de Perote, consideradas como número uno y ocho –respectivamente- en la lista de montañas más altas de México.

Grupos ambientalistas advierten que, de continuar a los niveles actuales la devastación del Pico de Orizaba y Cofre de Perote, para 2037 el interior de los polígonos de ambos parques podría quedar totalmente descubiertos de vegetación, y de esa forma tan dramática se podrían cumplir los primer cien años como Parques Nacionales, luego de que fueran decretados en 1937 por el ex Presidente Lázaro Cárdenas del Río.

En contra parte, autoridades detallan que se requieren de al menos 20 años para que los renuevos de árboles sembrados en los últimos años tanto en el Pico de Orizaba como en el Cofre de Perote se conviertan en un bosque visible desde los satélites. Esto siempre y cuando se controlen de manera definitiva los impactos que generan el libre pastoreo y la tala clandestina en las zonas.

Por ello científicos, ambientalistas y autoridades federales advierten que se está en un momento decisivo para la atención de la emergencia forestal antes de que sea irreversible el daño.


EFECTOS NEGATIVOS YA SE SIENTEN

Héctor Narave Flores, catedrático e investigador de la facultad de Biología de la Universidad Veracruzana aseguró que las consecuencias ambientales de la deforestación de dos de las áreas naturales protegidas de Veracruz ya son evidentes. La falta de agua que viven ciudades como Xalapa además del incremento de los niveles de temperatura y la presencia de lluvias torrenciales en varios municipios de la entidad son algunos de los resultados más tangibles de la emergencia.

“La tala no es una cosa romántica que solo implique que se ve feo, no.Es el impacto fuerte que nos trae. Lo venimos diciendo desde hace décadas, nos estamos quedando sin agua. Xalapa ya tiene graves problemas de escasez y el agua se está trayendo de Puebla, eso no puede permitirse más”, dijo.

El especialista, quien lleva más de tres décadas estudiando ambos parques nacionales, explicó que los bosques fungen como amortiguadores de lluvias, huracanes y ondas de frío y calor por lo que, al desaparecer, las ciudades quedan indefensas a estos fenómenos. “Ambas montañas han sido sometidas históricamente a presiones muy fuerte, lo que ha provocado que la barrera que tenían sea cada vez más endeble”.

En ese sentido, el presidente del Consejo Intermunicipal de Ambientalistas A.C, Graciano Illescas Téllez detalló que la extracción de madera de ambas montañas comenzó a realizarse de manera incontrolable a principios del siglo pasado, en 1900 con el desarrollo industrial, sin embargo, logró estabilizarse en 1937 cuando el expresidente Lázaro Cárdenas decretó Parques Nacionales a ambas montañas y se comenzaron a crear programas ambientales a sus alrededores.

Y aunque este proyecto significó la desaceleración del ritmo de tala, en la última década este problema se ha intensificado en ambas regiones debido a la clandestinidad que prevalece en las actividades de aprovechamiento de madera. “Hace una década logró estabilizarse en el Cofre de Perote, pero en años recientes se ha intensificado la tala clandestina de distintas formas ya sea a través del robo de madera o el tráfico de los permisos otorgados a las comunidades (…) en el Pico de Orizaba el problema es tremendamente mayor por estar alejado de la capital y aquí la tala es intensa y sobre todo en las partes del estado de Veracruz”, indicó.

EN RIESGO 20 MUNICIPIOS

Con la pérdida de más de 10 mil hectáreas de bosque y el 72 por ciento de la superficie del estado transformada para usos agropecuarios y urbanos, el estado de Veracruz es altamente vulnerable al cambio climático, y su riqueza se encuentra en grave riesgo siendo uno de los ecosistemas más sensibles el bosque mesófilo de montaña.

La Universidad Veracruzana, máxima casa de estudios en la entidad, ha proyectado que se puede esperar que las sequías previstas al norte del estado e inundaciones en el sur, ocasionen que la población rural pierda entre un 12 y 35 por ciento de su ingreso per cápita. Y como consecuencia de estas sequías e inundaciones, se verán afectados sectores importantes como el agrícola, el ganadero y la pesca.

Así mismo, dado los incrementos en temperatura, se esperaría un aumento en los requerimientos energéticos de alrededor de 43 por ciento para el 2080 en zonas costeras y para climatización de edificios.

Por ello, en términos de impactos económicos por desastres asociados al cambio climático, Veracruz y Oaxaca presenta las mayores pérdidas a nivel nacional por inundaciones, con un rango de $ 691 a $1,814 millones de pesos, según lo proyectado por la SEMARNAT en 2014.

En cuanto a municipios vulnerables a los impactos del cambio climático, Veracruz se encuentra entre las 13 entidades federativas con mayor cantidad de municipios vulnerables con 20 municipios: Atzalan, Catemaco, Coatzacoalcos, Córdoba, Filomeno Mata, Hueyapan de Ocampo, Ilamatlán, Ixhuatlán de Madero, Ixhuatlán del Café, Mecatlán, Omealca, Pajapan, San Andrés Tuxtla, Tehuipango, Texcatepec, Tezonapa, Tlapacoyan, Uxpanapa, Zongolica y Zozocolco de Hidalgo.

“Veracruz presenta alta y muy alta vulnerabilidad al cambio climático pues los municipios afectados tienen cierta degradación en sus recursos, ya sea por tala ilegal, incendios, plagas y enfermedades, pérdida de biodiversidad y contaminación del agua”, señalan ambientalistas y científicos veracruzanos a través de la Iniciativa Ciudadana por una Agenda Ambiental para Veracruz.

Advierten además que la población más vulnerable son los grupos indígenas y la población en pobreza alimentaria quienes se verán enormemente afectados. “La entidad necesita elevar la calidad de vida de la sociedad, así como incentivar la cadena productiva primaria, que se encuentra expuesta a los efectos del cambio climático y disminuye la capacidad adaptativa de la entidad”, apuntan.

DECENAS DE MUNICIPIOS SIN AGUA

De continuar con la deforestación, alertaron los biólogos, las consecuencias serían desastrosas para Veracruz ya que al menos tres millones de veracruzanos dependen de manera directa de los servicios ambientales de ambas montañas: dos millones del Pico de Orizaba y uno del Cofre de Perote.

El Parque Nacional Pico de Orizaba se encuentra ubicado en territorio de los estados de Puebla y Veracruz, en el límite Este del Eje Neovolcánico Transversal y es considerado como una importante área de captación para la recarga de acuíferos y el mantenimiento de la red hidrológica superficial de una de las cuencas más importantes en el país, la del Papaloapan Cifras oficiales apuntan que esta montaña tiene una gran capacidad de producción hídrica, aportando casi dos millones de metros cúbicos de agua anuales. Por ello, es la principal fuente de abastecimiento de agua de numerosas comunidades en por lo menos 25 municipios veracruzanos y seis municipios poblanos que dependen directamente de ella.

De esta forma, la montaña más alta del país abastece de agua a municipios como Orizaba, Córdoba, Ciudad Mendoza, Ciudad Cerdán (Puebla) de manera directa y más abajo, a municipios como Boca del Río, Veracruz, Medellín y Jamapa porque estos municipios toman agua del Río Jamapa que nace en el Pico de Orizaba.

Por su parte, el Cofre de Perote es cuna de seis cuencas hidrológicas de importancia para Veracruz y Puebla: Bobos-Nautla, Jalapa-Coatepec, Actopan, río Antigua, Perote- Zayaleta y Libres-Puebla. La cuenca Jalapa-Coatepec abarca totalmente los municipios Coatepec, Tlalnelhuayocan y Banderilla y parcialmente los municipios Xico, Teocelo, Emiliano Zapata, Acajete, Xalapa, Rafael Lucio, Perote, Las Vigas de Ramírez, Jilotepec, Actopan, Jalcomulco y Tlaltetela mientras que la cuenca Perote- Zayaleta que comprende casi en su totalidad los municipios Perote, Jalacingo y Villa Aldama y parcialmente los municipios Ayahualulco, Atotonga y Xico; así como porciones menores de Las Vigas de Ramírez, Atzalán y Las Minas.

Propietario de un complejo de alojamientos a 3 mil 400 metros sobre el nivel del mar, el empresario Martín Moreno Rojas, ha pasado los últimos 25 años al pie de la montaña más alta de México. En ese tiempo, ha sido testigo no solo de la desaparición de miles de hectáreas de árboles sino también de las repercusiones naturales que esto ha tenido. “Los manantiales de allá abajo se están secando porque aquí arriba ya no hay la captación de agua”, dijo.

Indicó que cada vez el sistema de tuberías que abastecen de agua a todo el valle sube más hacia la montaña provocando a su vez que las localidades del municipio de La perla tengan que entregar su agua a la zona conurbada Orizaba- Córdoba que la reclama. “Están viniendo aquí arriba a llevarse la poca agua que queda y eso es grave”.

Detalló que, aunque carece de formación en biología, la observación de dos décadas y media le dan la certeza de que la captación de agua es el principal servicio que realizan los árboles de pino y oyamel que comprenden el bosque del Pico de Orizaba. Por lo que, al faltar, las cuencas se están secando. “Las gotas de lluvia son atrapadas por el árbol y se deslizan por el tronco hasta llegar al suelo y formar una capa que después comienza a escurrir en forma de manantiales y cuencas. Actualmente no hay casi árboles y los que hay son muy pequeños y no pueden atrapar el agua suficiente”.

No solo la falta de agua ha sido reflejo de la deforestación del Pico de Orizaba sino también ha modificado las condiciones climáticas en la cima. Hoy es casi imposible determinar el inicio y conclusión de las épocas de calor, lluvia, frío y nevadas en las faldas ya que las estaciones se han mezclado. “Tiene tres años que no nos nieva, pero ha caído nieve en septiembre. Antes arriba de los 4 mil metros no se veían las lluvias torrenciales que ya caen.

Ahora el calor es más intenso y los fríos más secos y todo eso se lo tribuimos a la modificación del entorno de aquí arriba”, dijo.


CONCLUYÓ LA REFORESTACIÓN

Ante la emergencia, la autoridad ha implementado una estrategia de remediación del daño mediante la reforestación de millones de pinos en la zona, sin embargo, de acuerdo a los pobladores esta no ha sido suficiente para amortiguar el grave daño. Y es que, del porcentaje de árboles destinados a la reforestación una parte se queda almacenada en viveros o son abandonados en los terrenos en los que debían plantarse. Algunos otros más no lograrán acoplarse a su nuevo espacio y morirán “quemados” en la montaña. Otros más serán pisados o maltratados por talamontes, ganado, turistas o pobladores por lo que solo una mínima parte tendrá la posibilidad de formar un nuevo bosque.

De acuerdo a los datos de la Comisión de Nacional de Áreas Naturales Protegidas, 5 millones de árboles jóvenes -de entre 4 a 7 años- ya se han adaptado a su nuevo entorno lo que otorga una garantía de que el bosque se va a recuperar. Sin embargo, se requieren de al menos 20 años para que los árboles crezcan lo suficiente como para ser visibles en los satélites, esto siempre y cuando se controlen los impactos negativos que actualmente existen.

Luis Raúl Álvarez Oseguera, director del Parque Nacional Pico de Orizaba y Parque Nacional Cofre de Perote detalló que solo eliminando el libre pastoreo y la tala clandestina podrán lograrse estadísticas favorables y se estará en condiciones de destinar los parques para lo que son: para esparcimiento, investigación y el control o reducción de la vulnerabilidad ambiental.

“Ya no hay espacios para reforestar. Todo lo que había que atender en materia de restauración ambiental ya fue atendido y los esfuerzos gubernamentales culminaron con éxito. Ahora lo que necesitamos es darle tiempo al bosque para que se recupere, necesitamos disminuir los impactos negativos como los fuegos, la tala o las incursiones desordenadas de cacería hacia estas montañas”, aclaró.

En ese sentido, reconoció que el tener las partes altas de las cuencas forestadas es fundamental para detener impactos de huracanes y lluvias torrenciales, así como para detener los suelos y sobre todo para tener agua para tres millones de personas, uno que dependen del Cofre de Perote y dos millones del Pico de Orizaba.

Sin embargo, el coordinador de la Iniciativa Ciudadana Ambiental Veracruz asegura que los esfuerzos de las autoridades no han sido suficientes. Y es que, los viveros de Oxtlapa en Xico y El Berro en Mariano Escobedo fueron abandonados a su suerte hace ya varios sexenios por el gobierno del estado, en tanto que los ayuntamientos no han mostrado un verdadero compromiso hacia el cuidado ambiental, argumentando tanto el gobierno estatal saliente como los municipales, que la conservación de los parques es competencia federal.

Esto, dijo, habla de una visión “limitada y egoísta”, sin valorar que los beneficios de los servicios ambientales son decenas de localidades de la entidad.

AGENDA AMBIENTAL PARA VERACRUZ

En medio de esta crisis, los ambientalistas veracruzanos se dijeron confiados en que las nuevas autoridades tengan una mejor coordinación institucional y que los trabajos de reforestación y vigilancia de los parques nacionales puedan poner fin a la tala para el aprovechamiento ilegal de la madera o el cambio de uso de suelo.

En la búsqueda de soluciones, fue constituida la Iniciativa Ciudadana por una Agenda Ambiental para Veracruz con un comité promotor y editorial conformado por Graciano Illescas Téllez, del Consejo Intermunicipal de Ambientalistas AC; Héctor Narave Flores, académico de la Facultad de Biología de la UV; Helio García Campos, de EcoDiálogos UV; Héctor Hernández Andrade, arboricultor; José Quinto Carreón, del Instituto Tecnológico Superior de Perote; José Rangel Sánchez, Consultor Ambiental TECCSA así como Isabel García Coll, de Planeación, Desarrollo y Recuperación Ambiental, S.C. (Pladeyra); Patricia Moreno Casasola, Investigadora en el INECOL y Beatriz Del Valle Cárdenas, del Fondo Golfo de México.

Apoyados por más de 80 colaboradores más entre los que se encuentran autoridades municipales, estatales y federales; investigadores de la UNAM, UV, Instituto Tecnológico Superior de Perote, Colegio de Ingenieros Forestales, Instituto Tecnológico de Orizaba, INECOL, así como integrantes de organizaciones ambientalistas, empresarios y pobladores de las zonas; la agenda ambiental fue puesta a disposición del nuevo gobierno federal y de la opinión pública “para respaldar una toma de decisiones más integral dentro del próximo ejercicio de gobierno, que facilite nuestro camino hacia el desarrollo sustentable, es decir, el que armoniza el progreso económico, el bienestar social y la conservación ambiental”.

En los planteamientos de dicha agenda para el rubro de manejo integral forestal se encuentra la implantación de un modelo de desarrollo forestal sustentable, basado en la diversidad local y bajo esquemas de manejo comunitario; el diseño de una estrategia estatal de restauración; la revisión de los programas de pago por servicios ambientales que incluya la ampliación del presupuesto para conservar la biodiversidad y articularlos al fomento de actividades productivas de mediano y largo plazo, al tiempo que se simplifican sus reglas de operación y por último la revisión y mejoramiento de la regulación de los aprovechamientos forestales y establecer una estrategia integral contra la ilegalidad forestal.

“Es importante por ello que el nuevo gobierno de Veracruz y los ayuntamientos hagan sinergia y concurrencia con la federación, en una suma concertada de esfuerzos para la recuperación de las zonas boscosas no sólo de los parques nacionales, sino proteger y expandir todos los relictos forestales que quedan en Veracruz, la segunda entidad más deforestada de México, pues más del 81 % de las selvas y bosques en la entidad están ya destruidas”, concluyó Illescas Téllez.

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