El tiempo de adviento, mientras se espera el nacimiento de Jesús, representa fe, es una temporada de mucha esperanza, máxime ahora que la gente pide salir y manifestar sus sentimientos cara a cara, dijo Blanca Landa Velázquez, quien luego de colocar el nacimiento en su casa reflexiona sobre todos los afectos, besos y abrazos que no ha podido dar, así como en el acompañamiento virtual que ha tenido que hacer cuando familiares y amigos han muerto.
En esta temporada de pandemia, añadió, se va entendiendo lo necesario que es vivir estas fechas donde los recuerdos y las remembranzas llegan a su mente, luego de la pérdida de familiares y amigos y es difícil no añorar aquellas reuniones familiares donde se celebraba el nacimiento de Jesús.
Entrevistada vía telefónica, explicó que la primera referencia que se tiene del nacimiento es que el papa Julio primero estableció en el año 350 que el 25 de diciembre se celebraría el nacimiento de Jesús.
En Italia fue San Francisco de Asís, a su regreso de Tierra santa, quien puso el primer nacimiento, pero con personas, aproximadamente en 1216. Él fue fundador de la orden de los Franciscanos, que llegaron a México luego de Cortés, y en Tlatelolco para catequizar a los mexicas pusieron su primer nacimiento.
El nacimiento de Jesús a través de la virgen María y san José es un misterio de fe, reiteró, pues aun hoy muchas personas no entienden cómo él llegó a través de esta mujer. El Padre envía a su hijo a nacer de mujer a fin de que los hombres pidan en el Espíritu santo invocar a Dios como padre, explicó.
El adviento dura cuatro semanas antes del nacimiento de Jesús, por lo cual es el tiempo en el que los cristianos católicos se preparan para su llegada, pues adviento significa venida.
Recordó que en su casa y anteriormente en la de sus padres y abuelos era una tradición poner la representación del nacimiento con la virgen, san José, los animalitos, pastores, borregos y por supuesto los reyes magos que le traían sus regalos, de ahí la posterior tradición de que los niños reciban presentes.
Sin embargo, recuerda que ella y sus hermanos empezaban a hacer sus cartas para los reyes magos, por lo que era una época de regocijo, entusiasmo e ilusión, empero hoy por la pandemia el nacimiento le hizo reflexionar sobre todos los abrazos y besos que no ha podido dar, pero es a la vez tiempo de esperanza y de fe.