Xalapa, Ver.-Ante el impacto que la pandemia de Covid-19 ha tenido en México en materia económica, aunado a la urgencia del cuidado de la salud, el investigador Juan Rivera Dommarco califica como urgente la creación de un sistema alimentario saludable y sostenible que, entre otras prioridades, dé apoyo a los pequeños productores agropecuarios y las técnicas de producción agroecológica.
El experto en Ciencias de Alimentos opina que el país vive un momento en el cual el sistema alimentario juega un papel crucial con impacto en distintos ámbitos, sin embargo, sostiene que para tener los efectos deseados se requiere un compromiso del gobierno y del Estado, de la academia, los medios de comunicación, el sector privado y las familias.
“Ninguna acción por sí sola dará los resultados que todos queremos”, sentenció al explicar que se debe fomentar la producción, distribución y abasto de alimentos saludables y el procesamiento mínimo de los mismos. También, impulsar el desarrollo de cadenas agroalimentarias que fortalezcan la seguridad alimentaria y nutricional.
Otro aspecto que destaca es redirigir los subsidios agrícolas a la producción de frutas y verduras frescas, leguminosas, oleaginosas y cereales de grano entero; reducir el desperdicio de alimentos a lo largo de la cadena y establecer estándares nutricionales y ambientales en compras gubernamentales de alimentos.
Explicó que el sistema alimentario mexicano provee sustento a 126 millones de personas en el país, lo cual ha contribuido a la reducción de pobreza extrema, hambre y desnutrición, pero aún no ha sido erradicada.
El miembro del Sistema Nacional de Investigadores declaró que ya hay esfuerzos que deben ser reconocidos pero falta mucho por hacer. Para empezar, puntualizó que son fundamentales las campañas informativas que contribuyan al reconocimiento y valoración de la agrobiodiversidad vinculada a las costumbres, las tradiciones y la identidad de las personas de las diferentes regiones de México.
En ese sentido, la agrónoma María de la Paz Hernández Rascala recomienda ya no solo ver como opción crear granjas y huertos familiares o comunitarios sino adoptarlos como una forma de vida con beneficios como la reducción de gastos, la ingesta de alimentos libres de químicos y el cuidado del medio ambiente.
En entrevista telefónica, mencionó además que generar productos para el autoconsumo trae aparejados otros impactos benéficos, entre ellos, la activación física, el contacto con los otros miembros de la familia, el fortalecimiento de la cooperatividad, el saberse útil y disfrutar la sensación de bienestar y alegría.
El Medio Ambiente
Por otra parte, dijo que 2020 es un parteaguas para la Humanidad: “No podemos continuar sin responsabilizarnos de nuestros consumos y sin quitarnos la venda de los ojos. Es impostergable observar y actuar para evitar que continúe la degradación del ambiente”.
En esa área, Rivera Dommarco apuntó que tal y como se lleva a cabo actualmente la agricultura, es responsable del 29 por ciento de la emisión de gases de efecto invernadero en el ámbito global y utiliza el 70 por ciento del agua limpia del planeta.
Además, evidenció que el uso excesivo de nitrógeno y fósforo causa eutrofización y zonas muertas en lagos y costas, asimismo, la conversión de tierra para la agricultura propicia la extinción masiva de especies.
En suma, precisó, “nuestro sistema alimentario contribuye a la degradación del planeta y a la pandemia de obesidad”.
El doctor Juan Rivera subrayó nuevamente la urgencia de crear el sistema alimentario saludable y sostenible, sobre todo por lo alarmantes que resultan los datos del Instituto Nacional de Salud Pública sobre la mala nutrición de los mexicanos.
“El 23 por ciento de hogares presentan inseguridad alimentaria moderada o severa; 14 por ciento de menores de cinco años padecen desnutrición crónica; 75 por ciento de adultos, 36 por ciento de escolares y 38 por ciento de adolescentes viven con sobrepeso u obesidad; 14 por ciento de los adultos tiene diabetes y el 47 por ciento de muertes en México ocurre por diabetes, enfermedad cerebro vascular y cáncer”, expuso.
Pese a su peligro, productores prefieren fertilizantes químicos
A pesar de las alertas existentes sobre los peligros del uso de fertilizantes químicos, los resultados de la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) develan que en 2019, el 67.4 por ciento de las unidades de producción dijeron utilizarlos; solo el 24.4 por ciento emplea los abonos naturales.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que lleva a cabo cada dos años la ENA, dio a conocer los datos correspondientes a 2019, con los cuales ofrece estadísticas para conocer qué, cómo y cuánto se produce en el campo mexicano.
Entre otros datos, informa que la caña de azúcar continúa siendo el cultivo industrial más importante del país con 53.3 millones de toneladas.
En esta área, hay que apuntar lo expuesto por Diego Montenegro, representante en México del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, quien en reciente conferencia virtual habló del papel destacado que ha tenido Veracruz en los últimos cinco años.
El investigador dijo que la entidad se ha consolidado como principal productora y con mayor superficie cultivada de caña de azúcar, seguida por Jalisco, San Luis Potosí, Oaxaca y Tamaulipas.
Explicó también que en el estado se produce azúcar refinada, estándar y blanca especial; además de azúcar tipo mascabado, que representa el 91.6 por ciento de la producción nacional.
Además de la caña de azúcar, la ENA refiere que las tres frutas que más se producen en el país son la naranja, con 3.5 millones de toneladas; aguacate, con 2 millones de toneladas, y plátano, con 1.9 millones de toneladas.
Con respecto a las hortalizas con mayor producción, está en primer lugar el jitomate, con 2.9 millones de toneladas; en segundo, el chile, con dos millones de toneladas, y en tercero, la cebolla, con un millón de toneladas.
En la presentación de la Encuesta, se puntualizó que el Inegi contó con el apoyo de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Regional, pues la cobertura temporal de la información estuvo determinada por el periodo que comprendió de octubre de 2018 a septiembre de 2019, lo que permitió obtener datos estadísticos, tanto de los cultivos anuales correspondientes a los ciclos otoño-invierno y primavera-verano, como de los cultivos perennes.
En otro de los temas, concerniente al destino de los productos agrícolas, la Encuesta da a conocer que el 47 por ciento de las unidades de producción agrícola que producen granos (maíz, trigo, frijol, arroz y sorgo) venden toda o parte de su producción, lo que representa 87.4 por ciento del volumen total de la misma.
Así, el 53.1 por ciento de las unidades de producción de granos comercializan con intermediarios y 25.1 por ciento directamente con el consumidor.
En cuanto a autoconsumo de granos, 27.5 por ciento de las unidades dedican su producción para consumo de ganado, 75.4 por ciento para consumo familiar y 58 por ciento a la obtención de semilla para siembra.
Otros datos indican que el 8.4 por ciento de las unidades de producción obtuvieron algún crédito o préstamo y la principal problemática, reportada por los propios productores, es el alto costo de insumos y servicios como son: combustible, energía eléctrica, semillas, fertilizantes y mano de obra.
En el apartado del total de personas que contribuyen en el desarrollo de las actividades agropecuarias, 12.4 por ciento son el propio productor, 25.4 por ciento corresponde a mano de obra no remunerada, en donde se incluyen familiares del productor; 57.1 por ciento corresponde a la mano de obra remunerada, que pueden ser trabajadores contratados por jornada, por corto tiempo o por largo plazo, y 5.1 corresponde a la mano de obra dependiente de otra razón social.