¿Qué es lo primero que escuchas cuando te levantas por las mañanas?, ¿al repartidor del gas, la campana de la basura, el ronroneo del transporte público, el ladrar de los perros, el canto de las aves? A nuestro alrededor hay un paisaje sonoro conformado por todo lo que percibimos conscientemente o no, pero, además, predispone cómo nos sentimos.
Así lo indica el doctor Fernando González-García, biólogo e investigador del Inecol, cuyo trabajo se centra en las aves, quien nos dice que cada ciudad posee un paisaje sonoro particular y que influye en nuestro estado de ánimo, por lo que no es casual que entre más ruido haya nos sintamos estresados, tristes o de mal humor.
“El ruido es un enemigo invisible que nos acompaña las 24 horas; nos afecta de muchas formas, a veces estamos enojados, irritados y no sabemos por qué, y es que estamos expuestos al ruido”, señala el biólogo.
Explica que los seres humanos percibimos ciertos decibeles de sonido y estamos adaptados para ello, pero cuando sobrepasa nuestro rango es cuando comienzan los malestares, ya que no debemos olvidar que el sonido es vibración, por lo que exponemos a nuestros tímpanos a vibraciones altas que nos alteran.
VERACRUZ, RICO EN AVES
Tal como impacta al ser humano, el ruido es uno de los principales factores que afectan a las aves que viven en la ciudad, aunado a la pérdida de su hábitat debido a la urbanización y la luz artificial nocturna de casas, autos y alumbrado público.
Sobre cómo les va a las aves en las zonas urbanas, González-García indica que para 2050 se prevé que la mayoría de la población se concentrará en zonas urbanas, lo cual significa más pérdida de áreas verdes, desplazando así a las aves, entre otros animales, que cada vez tienen menos bosque y selva para vivir.
El que no haya aves en las ciudades influye negativamente en nuestro paisaje sonoro, porque nos quita como habitantes la posibilidad de escuchar sonidos de la naturaleza, dejándonos sólo con el ruido.
Indica que es vital que las personas aprendan a apreciar los sonidos a los que están expuestos día a día: “la pandemia ayudó por ejemplo a que las personas, al estar encerradas en casa, abrieran la ventana y se dieran cuenta que hay cosas qué ver y qué escuchar, y entonces ser más conscientes de la naturaleza que tenemos frente a nosotros y que no la habíamos percibido antes; y ahora a raíz de la pandemia la gente se volvió un poco más sensible y escucha cosas que antes no percibía”.
Las aves, nos indica el especialista, además de las diversas funciones ambientales que aportan como dispersor de semillas y polinizadores, tienen una función estética y cultural importante, pues las aves aportan belleza al paisaje sonoro y están presenten en la cosmovisión de los pueblos indígenas.
González-García trabaja para el rescate de esta gran riqueza sonora conformando desde hace 25 años un banco de sonido de aves, a fin de llevar un registro de sus cantos y resguardar dicho patrimonio acústico para la posteridad, pues de continuar con la devastación de las áreas verdes, cada vez más especies de aves desaparecerán.
Alerta al respecto que Veracruz es primer lugar nacional en deforestación, sin que haya acciones para frenar el grave deterioro ambiental que trae consigo. Por tanto, indica que la población es quien debe tomar conciencia de lo que las aves y la naturaleza en general aporta a su vida para exigir acciones concretas a los gobiernos para la protección de los bosques y selvas y su reforestación.
¿Cuál es su importancia?
- Dispersan las semillas de diversos frutos.
- Polinizan a las flores.
- Mantienen a raya a los insectos para que no se conviertan en plagas.
- Tienen una función estética, pues alegran el entorno con su canto y colores.