Orizaba, Ver.- Los ciudadanos hemos malentendido que la paz y el cambio social vienen de arriba, que vienen de un candidato, de un partido y, no es así; vienen de cada uno de nosotros, afirmó el padre Filiberto Velázquez, quien es víctima de persecución, en el estado de Guerrero.
Durante su estancia en esta ciudad, donde junto con otro sacerdote de origen chileno y un misionero polaco, compartieron sus experiencias como parte de la Iglesia perseguida, el padre Filiberto, en entrevista dijo que la clave para generar la paz y un cambio social está en la formación y testimonio que las propias familias den a las futuras generaciones.
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“No podemos ser un país mayormente católico y, también corrupto. Ha faltado algo y ha sido coherencia entre nuestros valores y la fe que profesamos, con aquello que practicamos”.
Subrayó que candidatos buenos salen de buenas familias, con valores; mientras que los candidatos malos salen de familias donde no hay valores, donde les enseñan a robar, a mentir a traicionar y a ser corruptos.
Insistió en que la clave está en la base de la sociedad: las familias, en sus diferentes manifestaciones. “Si viven los valores, si viven el amor, el respeto, si se conscientizan y viven responsablemente, podemos entonces generar políticos responsables, jueces responsables, diputados responsables”.
Al referirse al flagelo de la violencia, -que él vive en carne propia, como muchas otras familias en el país, el estado y la región-, el sacerdote dijo que todas las personas creen en algo que les motiva a perseverar, en cualquier religión: católica protestante o no cristiana. “Al final, siempre buscan que el ser humano se desarrolle en su plenitud, que aspire a las cosas buenas, como la vida eterna”.
Agregó que esa realidad, muchas veces se tiene que vivir aquí, en la tierra, promoviendo la justicia, la paz viviendo los valores, el respeto a la humanidad y, la presencia del mal en el mundo: el egoísmo, muchas veces hace que esas libertades sean trastocadas.
“Así que, como Cristo, como todo aquel que aspira a un bien mayor, siempre va a confrontarse con el mal; entonces, tenemos que mirar siempre hacia el horizonte, no quedarnos en la desesperanza ni en el miedo, sino saber que todos vamos a tener una redención, una Pascua y, nunca desfallecer en esa motivación, aunque haya dificultad. La mayor prueba de nuestra perseverancia y de nuestro amor a un ser superior va a ser permanecer, aun en tiempo de dificultad”.
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Y es que dijo, es fácil ser católico, cristiano, protestante, musulmán cuando no existe ningún problema, pero cuando los ponen a prueba en su creencia, es cuando pueden, como el oro, pasar por el crisol y superar la prueba.
Animó a las familias víctimas de violencias como las desapariciones. Dijo que al final, aunque ya no estén completos porque les falte alguien, tienen que caminar y encontrar su redención, muchas veces haciendo búsquedas, caminando en colectivo pidiendo justicia, pues igual hay mal en las instituciones, hay corrupción, les cierran las puertas; sin embargo, el amor que han tenido por sus seres queridos, las ayuda a mantener la fe y esperanza de encontrarlos, de encontrar justicia y de hacer memoria por todo ellos.
Al final, la fe y el amor a nuestros seres queridos nos hacen perseverar hasta que estemos completos
¿A qué se debe la persecución religiosa?
El padre Filiberto Velázquez, junto con el padre Pedro Narbona, ex párroco de la Iglesia de la Asunción en Chile y, Dominik Kustra, misionero polaco, en Nigeria compartieron con la comunidad católica de la Diócesis de Orizaba, en la Noche de los Testigos, sus experiencias como parte de la Iglesia perseguida en el mundo.
Durante la misma, Julieta Appendini Morán, directora de ‘Ayuda a la Iglesia Necesitada’ ACN México, dijo que el Papa Francisco se ha referido al tema de la persecución religiosa haciendo alusión a la existencia actual de dos los tipos de persecución contra los cristianos: la violencia explícita, por el simple hecho de serlo, como ocurre en África o el Medio Oriente donde por profesar su fe los decapitan o queman vivos; y la que se vive especialmente en Latinoamérica y México: la persecución educada disfrazada de cultura, modernidad y progreso.
Resaltó también que México es el país más peligroso en Latinoamérica para los periodistas, los sacerdotes y los defensores de Derechos Humanos.