Orizaba, Ver.- La violencia es una realidad que entristece, pues es muestra de la carencia de sentido social, de valores y principios, de respeto a la vida y la dignidad, que junto con el tema de educación surgen desde la familia, dijo monseñor Eduardo Cervantes Merino, obispo de Orizaba.
En entrevista recordó que la formación y el acompañamiento en la vida matrimonial y el cariño y atención de papás a los hijos en un ambiente armónico, integral es lo que hace falta en la sociedad.
“Me parece que adolecemos de esa parte en nuestra cultura mexicana, además, la dimensión de fe, en la que no hemos hecho contacto adecuado entre fe y vida. Todos los valores cristianos y evangélicos no los hemos asumido”.
Resaltó que aunque todavía, estadísticamente se puede hablar de una mayoría de personas que profesan la fe católica, ésta no se refleja, en la forma de vivir y organizarse; por lo contrario, la violencia se manifiesta en los diferentes niveles.
El obispo de Orizaba dijo que tan valiosa es la vida del sacerdote Marcelo como la de un alcalde y, la de tantos ciudadanos que fácilmente son lastimados, atracados y privados de la vida.
“Muchos en el anonimato pues aparecen en la tumba clandestina o en una condición indigna, descuartizados”.
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Apuntó que genera dolor y tristeza que esto ocurra por cuestiones sociales, económicas, educativas, afectivas y religiosas. “Todo se junta, es un panorama doloroso, que ojalá que los que saben y proponen cómo solucionarlo, lo logren”, señaló.
Por otra parte, sobre las reformas del Ejecutivo Federal, dijo que “tendríamos un totalitarismo en el que no se beneficia nadie”.
Refirió que hay maneras diferentes de organización de la vida política de un país, pero ciertamente, en la historia de la humanidad eso no ha funcionado. “Los totalitarismos no funcionan, si es que por ahí se fuera”, acotó.
"Siempre la división de los poderes ayuda al equilibrio, en lo que se vive dentro de una auténtica República; fortalecen que la sociedad pueda funcionar", concluyó.
