“Es censura que un gobierno nos diga cómo protestar (...) si ellos eligieron la manifestación pacífica cuando fueron luchadores sociales es muy respetable, pero que no nos digan cómo protestar”, gritó al micrófono Vidulfo Rosales, abogado de los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, minutos antes de que los jóvenes identificados como estudiantes comenzaran a arrojar petardos, piedras y balines al Campo Militar No. 1 en la Ciudad de México.
El saldo de la manifestación fue de 39 lesionados, 21 elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, 13 de la Secretaría de la Defensa Nacional y cinco de la Guardia Nacional, según informó el Gobierno capitalino.
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Horas antes del estallido del abogado y de los cohetones en la instalación castrense, el presidente Andrés Manuel López Obrador desacreditó los ataques del jueves de los que fueron víctimas policías capitalinos por parte de jóvenes encapuchados que acompañaron a los padres al mitin frente a la Fiscalía General de la República (FGR).
Y los llamó a protestar pacíficamente. “Si se protesta, se tiene que hacer de manera pacífica (...) encapuchados tirando piedra, ahí es el conservadurismo”.
En su conferencia matutina en Palacio Nacional, el mismo que permanecerá resguardado el lunes durante la marcha del octavo aniversario de la desaparición de los 43, el mandatario justificó las vallas instaladas alrededor del inmueble al afirmar que si dejan llegar a los manifestantes, le prenderían fuego.
“Por eso se pusieron vallas en Palacio Nacional, porque llegan con sopletes, imagínese si no ponemos vallas llegan y queman Palacio Nacional”, argumentó.
Más tarde, Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación y titular de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia en el Caso Ayotzinapa, le hizo segunda y pidió que no se hicieran actos vandálicos ni de provocación en la movilización en el Campo Militar.
Encinas, quien ofreció una conferencia de prensa para responder a las críticas al gobierno de la Cuatroté por este caso, aseguró que hay “una avalancha” de defensores de la verdad histórica que descalifican la nueva investigación sobre los 43 normalistas de Ayotzinapa.
El llamado, lejos de generar la conciliación con los padres y los más de 800 normalistas que llegaron a la Ciudad de México para las jornadas conmemorativas, provocaron molestía y recelo que horas más tarde se tradujeron en destrozos y reclamos.
“Señor Presidente, que quede bien claro, lo está diciendo un padre de familia, (estas manifestaciones) son de parte de los padres de familia con su dolor. Ya deje sus diablos que lo persiguen y póngase a trabajar (...) Lo único que le puedo decir es que estos padres que hemos caminado y que estamos mal de salud no vamos a claudicar”, se oyó frente al Campo Militar No. 1 en la avenida Del Conscripto.
Como ha sido la rutina durante esta semana, los padres de los estudiantes desaparecidos, auxiliados por los compañeros de sus hijos, bloquearon la vialidad y de sus camiones uno a uno descendió con el rostro de su hijo desaparecido impreso en una manta.
Aún sin reclamos, sin consignas y sin reproches, los jóvenes que les acompañaron se formaron sin decir nada, tomaron mantas y las replegaron. “Asesinos”, “Fue el Ejército”, “Nos faltan 43”, decían. De pronto alguien gritó “Vivos se los llevaron” y al unísono, como si sacaran todo el enojo en un grito los cientos de normalistas y padres respondieron “Vivos los queremos”.
Al interior del Campo Militar, como afuera, cientos de uniformados esperaban que el mitín se desarrollara con tranquilidad como en días pasados.
Primero hablaron las mamás y los papás de los jóvenes desaparecidos, continuaron los compañeros y organizaciones acompañantes y finalmente fue Vidulfo Rosales, quien se negó a acatar las solicitudes de las autoridades federales.
“Que no nos digan cómo protestar”, dijo frente a una fachada militar que ya había sido pintada y tapizada de carteles. Minutos después, tras entonar su himno 'Venceremos' con el puño en alto bajo el sol, los normalistas comenzaron a lanzar piedras y petardos a la fachada del Campo Militar.
“Yo soy papá (de una de los normalistas desaparecidos), que no quieren desprestigiar a los jóvenes”, contestó uno de los familiares mientras sacaba de su mochila balines para lanzar en contra de los militares.
La acción recordó la manifestación del jueves frente a la Fiscalía cuando otro grupo de jóvenes arrojaron piedras, balines y petardos a la fachada del inmueble dejando a 11 policías heridos.
Ayer, elementos sólo se limitaron a observar, bajo sus escudos antimotines, cómo se caían las rejas del Campo Militar.
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Por lo pronto, tras el tercer ataque a una instalación del Ejército en una semana, las demandas para abrir los archivos de la Secretaría de la Defensa Nacional se mantienen, al igual que el reclamo ante la falta de información sobre las detenciones y carpetas que tiene abiertas la FGR sobre el caso.
El fin de semana continuarán las actividades en el marco del octavo aniversario de la desaparición de los normalistas, con eventos político-culturales, y el lunes 26 de septiembre se convocó a la marcha nacional del Ángel de la Independencia al zócalo, donde se encontrarán las vallas de Palacio Nacional.