PARÍS, Francia – Cataluña “se ganó el derecho de tener un Estado independiente en forma de república”, declaró anoche el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, al término de un caótico referéndum que se caracterizó por la incautación de urnas, papeletas y registros electorales, y violentos enfrentamientos entre policías y militantes.
La máxima autoridad del gobierno regional autonómico formuló esa “declaración institucional” desde el Palau de la Generalitat acompañado de todos los consellers(ministros).
El discurso, que descuenta una victoria del “sí”, abre el camino a una declaración unilateral de independencia en las próximas 48 horas.
Así también lo interpretó la multitud congregada frente a la sede de la Generalitat, en la plaza de Cataluña, que inmediatamente comenzó a entonar las estrofas del himno catalán Els Segadors.
En su discurso —que fue acogido con ovaciones, aplausos y llantos de alegría—, Puigdemont no anticipó estimaciones sobre el resultado final ni dio cifras de participación. Solo se limitó a indicar que transmitiría los resultados al Parlamento catalán.
Poco antes había asegurado que aplicaría el resultado del referéndum, cuya legitimidad es cuestionada por el gobierno central de Madrid, que lo declaró ilegal, al igual que la Corte Suprema de Justicia de Cataluña.
Pese a los inconvenientes que salpicaron la consulta (ver aparte), los líderes soberanistas tienen previsto declarar la independencia de Cataluña 48 horas después de que se conozca el resultado de la votación si gana el "sí".
Además de haber sido declarado ilegal por el gobierno de Madrid y la justicia catalana, el referéndum también carece de junta electoral reconocida, registros electorales certificados y participación mínima para validar el resultado. Tampoco dispone de reconocimiento internacional, pues la iniciativa fue severamente criticada por numerosos países, incluyendo la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la Unión Europea (UE).
La falta de control del censo y los incidentes que marcaron la jornada electoral debilitan la validez del recuento, según numerosos observadores políticos. Para rebatir ese argumento, el vocero del gobierno catalán, Jordi Turrull, afirmó que habían funcionado " 63% de los centros de votación, es decir 3 de cada 4”, lo que significa un total de “4.600 mesas electorales abiertas".
En una parte del mensaje que tuvo menos eco, Puigdemont estimó que no se trata de un asunto interno español, sino de una cuestión europea. "Nos hemos ganado el derecho a ser oídos y reconocidos. Tenemos derecho a decidir nuestro futuro", insistió.
Luego lanzó un llamamiento a “todos los Estados del mundo". Convencido de que habrá "ofertas de mediación", dijo que esperaba una iniciativa que “venga especialmente de Europa”.