PARÍS, Francia.– El gobierno español intimó al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, para que “aclare” antes del próximo lunes si el mensaje que pronunció el martes último ante el Parlamento debe ser interpretado como una declaración de independencia de Cataluña.
En caso de que el Govern responda afirmativamente o desconozca el pedido, se le enviará un ultimátum para que rectifique su decisión y restablezca el “orden constitucional” antes del jueves 19. Sin una respuesta “clara e inequívoca” o si subsisten las ambigüedades, el gobierno activará el artículo 155 de la Constitución, que puede concluir en la suspensión de la autonomía de Cataluña y la detención del presidente de la Generalitat.
Puigdemont respondió proponiendo un diálogo entre las autoridades de Madrid y la Generalitat para abordar el conflicto político en Cataluña. En declaraciones a la cadena de televisión CNN propuso que esa negociación, “sin condiciones previas más allá de dialogar”, podría comenzar con un contacto inicial “por ejemplo para nombrar un mediador”.
Una “mediación entre la ley democrática y la desobediencia o la ilegalidad” no es posible, replicó el presidente del gobierno, Mariano Rajoy en un discurso ante el Congreso de Diputados.
“Es hora de poner fin a este desgarro”, que provoca “tensión social y deterioro económico”, señaló. Pero es preciso “hacerlo con serenidad, con prudencia y con el objetivo último de recuperar la convivencia”.
Rajoy no cerró por completo la puerta a la negociación al decir que “se puede dialogar, sobre servicios públicos, financiación, perfeccionamiento de autogobierno o para mejorar el marco de convivencia”.
“Se puede hablar de todo lo que la Constitución permite hablar”. Incluso admitió la posibilidad de “plantear la reforma” de la carta magna. “Eso sí, la reforma solo se puede hacer mediante las reglas ya establecidas”, aclaró.
Después de reafirmar la ilegalidad del referéndum del 1 de octubre, dijo que ese día “el Gobierno autonómico incumplió la ley, las sentencias, su propia legalidad y soliviantó las calles para simular una legitimidad de la que carecían”.
También denunció que los independentistas tienen una estrategia deliberada para separar Cataluña del resto de España, un plan antidemocrático desde sus orígenes por sus métodos y en sus consecuencias.